JOHANNESBURGO.- La ola de violencia xenófoba que vive Sudáfrica desde hace diez días se cobró otra víctima la pasada noche, al ser asesinado a tiros un mozambiqueño, al tiempo que dos autobuses fueron incendiados, en la provincia oriental de Mpumalanga, informó hoy la policía.
También fueron saqueados varios comercios regentados por somalíes. Nuevamente, cientos de extranjeros, entre ellos somalíes, mozambiqueños y zimbabuenses, buscaron refugio en comisarías de policía.
En la zona metropolitana de Johannesburgo, donde se iniciaron los ataques contra inmigrantes africanos el 11 de mayo, imperaba hoy una situación de relativa calma, después de que el presidente Thabo Mbeki diera luz verde el miércoles al Ejército para que intervenga a fin de atajar la ola de violencia, que ya ha causado al menos 43 muertos y cientos de heridos.
Casi 9.000 mozambiqueños han huido de Sudáfrica desde que comenzaron los desmanes, según la radio sudafricana, y al menos 16.000 extranjeros han abandonado sus hogares.
El gobierno de Kenia anunció entre tanto que está dispuesto a evacuar a los conciudadanos amenazados. Según el periódico "Daily Nation" de Nairobi, se calcula que hay unos 20.000 kenianos en Sudáfrica.
El mayor colectivo de inmigrantes africanos lo constituyen los zimbabuenses, seguidos de los mozambiqueños.