Junta Militar de Myanmar permitirá entrada de ayuda internacional

NAYPYIDAW.- La junta de la ex Birmana accedió por fin a permitir la entrada de los cooperantes extranjeros que acudan en ayuda de los 2,4 millones de damnificados del ciclón Nargis, anunció el viernes el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

Al término de un encuentro de más de dos horas con el número uno birmano, Than Shwe, en la nueva capital del país, Naypiydaw (centro), Ban afirmó que el generalísimo está "de acuerdo en permitir la entrada de todos los cooperantes, cualquiera que sea su nacionalidad".

Cuando los periodistas le preguntaron si esta aceptación abría una brecha en la actitud de la junta birmana, el secretario general respondió: "Así lo creo".

"Mantuve un encuentro muy positivo con el generalísimo, en particular acerca de los cooperantes", afirmó Ban, agregando que Than Shwe "adoptó una posición bastante flexible en esta cuestión".

El jefe de la junta birmana aceptó asimismo que el aeropuerto de Rangún sea utilizado como plataforma internacional para la distribución de ayuda humanitaria.

Ban Ki-moon terminaba el viernes la complicada misión de intentar persuadir a los recelosos generales birmanos de que abriesen las fronteras del país a la ayuda internacional -principalmente estadounidense y europea- tras el paso devastador del ciclón Nargis el 2 y 3 de mayo, que dejó 133.600 muertos y desaparecidos según el balance oficial.

El secretario general de Naciones Unidas es uno de los poco dignatarios extranjeros que ha visitado Naypyidaw, ciudad nacida de los sueños de grandeza de Than Shwe, que quería construir una flamante sede del poder birmano, a 400 km al norte de Rangún (sur), la gran ciudad y ex capital del país.

Ban Ki-moon había visitado el jueves zonas completamente devastadas por el ciclón en el delta del Irrawaddy (suroeste), pero su viaje fue completamente supervisado por los responsables del régimen, especialmente en los campos de acogida a los damnificados.

"Naciones Unidas y toda la comunidad internacional están a la espera de poder ayudarles a superar esta tragedia", había asegurado Ban Ki-moon a su llegada a Rangún.

Enfrentados a una de las catástrofes más graves de las últimas décadas, los generales birmanos eran objeto de una fuente presión internacional para que permitiesen la entrada de los equipos humanitarios, que hasta ahora habían sido filtrados.

Pero la junta "no es seria cuando habla con Ban Ki-moon, al que no considera como un actor de primer plano", advirtió un analista birmano, Win Min, refugiado en Tailandia.

"Sólo intentan reducir la fuerte presión del momento", agrega.

Ban Ki-moon había explicado el jueves al primer ministro birmano, Thein Sein, que la violencia del ciclón y la crisis humanitaria que provocó superan la capacidad de reacción de Birmania, país de 57 millones de habitantes y uno de los más pobres del planeta tras cerca de 46 años de gobiernos militares.

De los 2,4 millones de damnificados, la ayuda extranjera "sólo pudo llegar a un 25%", según la ONU. Fotógrafos y periodistas en las zonas afectadas continúan constatando que miles de personas siguen desamparadas.

Ban Ki-moon tenía previsto viajar a Tailandia durante la tarde para mantener reuniones allí el sábado.

El domingo regresará a Rangún para participar en una conferencia internacional de donantes, organizada por la ONU y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), de la que Birmania en miembro y que debe coordinar la ayuda internacional.

"Con Naciones Unidas, los generales pueden hacer lo que quieran y pueden utilizar a la ASEAN en su nombre. Sólo temen a los barcos de guerra estadounidenses y francés frente a sus costas", señala Win Min.

Cuatro navíos de la marina estadounidense y uno de la fuerza naval francesa cargados con miles de toneladas de ayuda humanitaria esperan desde hace diez días frente a las costas de Birmania la autorización de la junta para desembarcar.