ISLAMABAD.- El Presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, juró hoy que resistirá las presiones que buscan que renuncie, pero sugirió que podría dejar su cargo si el Parlamento le asigna un puesto simbólico.
Musharraf, un aliado estadounidense acérrimo, ha estado bajo presión desde que sus aliados perdieron las elecciones parlamentarias en febrero. Versiones publicadas esta semana por los medios de comunicación habían indicado que él estaba listo para renunciar y salir al destierro.
El ex hombre fuerte dijo el sábado que no dejaría el cargo bajo presión. Sus enemigos están presionando para que sea sometido a un juicio político por traición, un cargo que conlleva la pena capital.
Musharraf, sin embargo, indicó que él partiría si el nuevo gobierno logra éxito en su plan de reducirle sus todavía poderes amplios hasta el punto en el que él se sienta como una “verdura inútil”.
"El parlamento es supremo. Cualquier cosa que decida el Parlamento la aceptaré", le dijo Musharraf a reporteros de noticiarios paquistaníes que transmitieron sus comentarios. "Si veo que no tengo ningún papel qué desempeñar, entonces sería mejor jugar golf".
La coalición gobernante, de dos meses de existencia y encabezada por dos hombres que fueron encarcelados bajo el ex jefe del ejército, sigue dividida sobre cómo tratar con Musharraf.
Algunos analistas dudan que la coalición pueda ponerse de acuerdo en un paquete constitucional que permita su despido o en alcanzar los dos tercios de mayoría necesarios para aprobarlo en el Parlamento.
El ex primer ministro Nawaz Sharif, cuyo gobierno fue depuesto por un golpe militar de Musharraf en 1999, dirige el segundo partido más grande de la coalición.
Sharif ha exhortado a que Musharraf sea sometido a un juicio político y que sea procesado bajo cargos de traición. El también está presionando por la restauración de los jueces que el presidente depuso el año pasado para descarrilar los desafíos legales a su permanencia en el poder.
