KISMAYU, SOMALIA.- Insurgentes islámicos son los principales sospechosos de haber asesinado a disparos a un periodista local que trabajaba para la BBC en el sur de Somalía.
Un testigo dijo a la agencia Reuters que hombres armados enfrentaron a Nasteh Dahir afuera de su casa en el puerto de Kismayu, antes de dispararle en el pecho y estómago. El hombre murió luego en un hospital. La BBC en Kenia confirmó su identidad desde el vecino país.
Llorando sobre su cuerpo, la esposa de Dahir, Idil Abdi Ahmed, dijo que no tenía idea sobre quién querría matar a su esposo.
"El no tenía problemas o discusiones con nadie en la ciudad. No sabemos por qué fue asesinado. Él era inocente", comentó la viuda.
Un portavoz de la BBC en Londres confirmó el incidente y dijo que Dahir había trabajado como periodista independiente para la cadena británica y otras agencias. Otros colegas dijeron que también trabajaba para la Associated Press.
"Estamos impactados por lo que pasó y estamos intentando obtener más información", dijo el portavoz de la BBC.
"Estamos en contacto con su familia y nuestro sentimiento está con ellos en este momento difícil", agregó.
Enfrascada en un conflicto desde la caída de un dictador en 1991, Somalía es uno de los países más peligrosos para los periodistas.
Reporteros locales son objetivos frecuentes para los rebeldes islámicos que están realizando una insurgencia al estilo iraquí en contra del frágil gobierno interino y sus aliados militares etíopes.
En enero, una bomba al costado de la ruta cerca de Kismayu mató a otro periodista somalí, junto con un médico keniata y un funcionario de logística francés que trabajaban para la agrupación humanitaria MSF de Holanda.
Hubo otros episodios sangrientos el sábado en la capital Mogadiscio, 500 kilómetros al norte de Kismayu, donde residentes dijeron que murieron ocho personas. Tras dos días de violencia, ya son al menos 16 las personas muertas.
Kismayu -controlada por un clan local, no por el Gobierno somalí- ha permanecido relativamente tranquila en comparación con Mogadiscio, pero militantes islámicos han amenazado con atacarla como parte de su meta de establecer un Gobierno islámico en el país del Cuerno de África.
Su insurgencia ha desatado una crisis humanitaria que para algunos expertos podría ser la peor en toda África.
Al menos un millón de personas han sido desplazadas desde los choques producidos a principios del año pasado, y su situación empeoró debido al aumento récord del precio de los alimentos, la hiperinflación y la sequía.