LUXEMBURGO.- Los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea se reúnen hoy para preparar la "cumbre" del jueves y viernes próximos, evaluar las consecuencias del rechazo irlandés al Tratado de Lisboa, y revisar las relaciones con Cuba.
El "no" del pueblo irlandés ha convulsionado por completo la agenda de los Veintisiete.
El cometido de este Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores (CAGRE) es preparar la "cumbre" de jefes de Estado o Gobierno que se celebrará en Bruselas a finales de esta semana y que ha pasado de ser un encuentro rutinario a convertirse en un cónclave de crisis.
Los preparativos para la puesta en marcha a partir del 1 de enero de 2009 de las disposiciones del nuevo tratado van a sufrir un parón.
Nuevas reglas de funcionamiento, nuevos órganos, nuevos cargos, un servicio diplomático europeo, todo ha quedado de momento en el aire.
Hasta el calendario de la ampliación -Croacia es el primero en la lista de espera- puede sufrir un retraso.
Desde que se conoció el resultado del referéndum irlandés se han multiplicado los llamamientos de los responsables europeos a que continúe la ratificación parlamentaria en los ocho países que todavía no la han concluido: Reino Unido, República Checa, Suecia, Chipre, Italia, España, Holanda y Bélgica.
De momento, ese compromiso formal de no paralizar las ratificaciones es la única respuesta a la crisis que puede esperarse del Consejo de hoy y de la cumbre del jueves y viernes próximos.
El Reino Unido y la República Checa representan, a este respecto, una incógnita. Buena parte de las miradas estarán puestas hoy en las delegaciones británica y checa.
Y, por supuesto, en el ministro irlandés, quien tendrá que ofrecer una explicación del "no" a sus colegas y plantear alternativas.
Los ministros también tratarán hoy de ponerse de acuerdo sobre la revocación definitiva de las "sanciones" diplomáticas impuestas a Cuba en 2003, gesto con el que se pretende favorecer el diálogo e influir en la democratización de la isla.
Las sanciones -congeladas en 2005- limitaron las visitas gubernamentales de alto nivel, redujeron la importancia de la participación de los países de la UE en las manifestaciones culturales cubanas y estrecharon los lazos con la oposición al régimen comunista.
Una "aplastante mayoría" de la UE, encabezada por España, está a favor de aprovechar la revisión anual de las relaciones con la isla para revocar estas medidas.
La opinión de esta mayoría, a la que se suma también la Comisión Europea (órgano ejecutivo de la UE), es que en Cuba "las cosas se están moviendo" y la situación actual, con unas sanciones que en realidad no se aplican, impide a la Unión mantener "una política activa en este proceso".
No hay diferencias entre los europeos sobre la necesidad de que la democracia llegue a Cuba y se respeten los derechos humanos.
De lo que se trata, según los partidarios de hacer "un gesto", es de "aprovechar la oportunidad" para que la UE tenga una presencia en "el proceso de cambio" en la isla caribeña.
Los contactos al más alto nivel para convencer a la República Checa y otros países que mantienen "dudas" continuaron el fin de semana, pero no ha habido cambios sustanciales en las posiciones, según informaron a EFE fuentes de la presidencia eslovena de turno.