BUENOS AIRES.- Las ruidosas protestas contra la presidenta Cristina Kirchner y a favor de ruralistas en huelga por un aumento de impuestos elevaban hoy la tensión política en Argentina, que sufre desabastecimiento de alimentos y combustibles.
Miles de argentinos de clase media hicieron sonar sus cacerolas la noche del lunes en barrios coquetos de Buenos Aires y su periferia norte y en las principales ciudades del país, como Rosario, Córdoba y Mendoza en apoyo al reclamo de los agricultores.
Frente a las protestas, que llegaron a la quinta presidencial de Olivos, agrupaciones políticas y sociales kirchneristas se concentraron en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada (gobierno), para respaldar a la presidenta.
No hubo choques entre activistas que apoyan el lock-out rural que culmina el miércoles y manifestantes pro-Kirchner, ni se registraron incidentes en los ruidosos cacerolazos, que fueron organizados a través de cadenas de mensajes de texto telefónicos y correos electrónicos.
La situación amenaza recrudecer con un acto que organizan para el miércoles agrupaciones gremiales y piqueteras (de pobres y desocupados) en la Plaza de Mayo, para poner freno a lo que consideran una campaña "golpista" de parte de ruralistas y la oposición política para desestablizar al gobierno.
La reunión tendrá lugar el mismo día en que los productores rurales convocaron a una jornada de lucha en todo el país, para la que pidieron la adhesión del sector comercial e industrial.