LA PAZ.- El embajador de Estados Unidos, Philip Goldberg, retornó este miércoles a Bolivia tras ser llamado a consultas por Washington, con la misión de conversar con el gobierno de Evo Morales sobre la relación bilateral, mientras el régimen boliviano manifestó recelo por la labor del diplomático, a quien vincula con la oposición.
"He vuelto a Bolivia a pedido de la secretaria de Estado (Condoleezza Rice) para hablar con el gobierno (de Morales) sobre los problemas, sobre los asuntos que ya saben que tenemos en este momento", dijo el diplomático al pisar suelo boliviano.
Las relaciones entre La Paz y Washington sufrieron fuertes sobresaltos en el último mes por el intento de miles de personas de tomar por la fuerza la embajada de EE.UU., en protesta por el asilo político otorgado a un ex ministro boliviano acusado de genocidio.
A ello se sumó la decisión, la semana pasada, de campesinos cultivadores de coca de la central región de Chapare -cuna política del presidente Morales- de expulsar de esa zona al programa de cooperación norteamericano Usaid, medida que fue apoyada con entusiasmo por el propio mandatario.
Goldberg dijo que su retorno a La Paz tiene como objetivo mejorar las relaciones bilaterales.
Sin embargo fue claro al indicar que "se necesitan de dos lados para mejorar las relaciones y también se puede decir que eso tiene que ocurrir dentro del respeto mutuo", a tiempo de anunciar que buscará reunirse con autoridades bolivianas, sin fecha prevista.
Casi a la misma hora en que se producía la llegada del diplomático al aeropuerto de El Alto, que sirve a La Paz, el ministro de Gobierno (Interior), Alfredo Rada, precisó que ojalá Goldberg "no esté volviendo nuevamente a realizar activismo político".
"Espero que venga a asumir un rol diplomático como corresponde a su rango, no un rol político. Yo apelo a que Goldberg no esté volviendo para unificar, a hacer de articulador político de una oposición de derecha que no sabe qué hacer en relación al referendo revocatorio", acotó.
El referendo revocatorio, convocado para el 10 de agosto próximo para tratar de desempantanar la grave crisis política boliviana, pondrá en juego los cargos del presidente Morales y de nueve prefectos, la mayoría de ellos opositores. Cinco prefectos de oposición manifestaron sin embargo su rechazo a la consulta.
Según Rada, "funcionarios de la embajada de Estados Unidos" se reunieron el martes en La Paz con el prefecto opositor de derecha de la región de Beni, Ernesto Suárez, y con el líder de la centroderechista Unidad Nacional, el poderoso empresario Samuel Doria Medina.
"Me llama la atención de que en vísperas del retorno del embajador Goldberg, se produzcan estas reuniones", dijo Rada.Mientras las relaciones entre La Paz y Washington sufren un remezón, aún se mantenía en duda el futuro del trabajo que realiza el personal del programa Usaid en Bolivia.
Por un lado, persiste la decisión del Chapare de que este programa no opere más en la zona, mientras los Yungas de La Paz, otra región cocalera y bastión oficialista, anunció que no rechazará la ayuda estadounidense.