WASHINGTON.- El republicano aspirante a la Casa Blanca John McCain dijo el martes que tras dos intentos frustrados de aprobar una reforma migratoria en el Congreso estadounidense, defenderá primero el reforzamiento fronterizo para frenar la inmigración ilegal.
El senador por Arizona admitió reconocer la necesidad "económica" que tiene Estados Unidos por contratar mano de obra de otros países, pero señaló que muchos no creyeron cuando los políticos prometieron aumentar la seguridad fronteriza.
"Fallamos en nuestros esfuerzos. Debemos probar que podemos asegurar nuestras fronteras primero, mientras que respetamos la dignidad y los derechos de ciudadanos y residentes legales en Estados Unidos", dijo McCain en un evento de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (Lulac) en Washington.
McCain no mencionó cómo planea tratar la situación de unos 12 millones de indocumentados, principalmente de origen mexicano y centroamericano, que viven en Estados Unidos, pero dijo que hay responsabilidades "económicas y humanas".
Intentos para legalizar a los indocumentados fracasaron en el Congreso estadounidense debido principalmente a la oposición de los republicanos más conservadores, para quienes implicaría dar amnistía a personas que violaron la ley.
McCain, antes árduo defensor de una reforma que brindaría un camino a la ciudadanía a los indocumentados, endureció su discurso durante la campaña presidencial al poner como prioridad la seguridad en las fronteras por donde pasan cientos de miles de inmigrantes ilegalmente todos los años.
El republicano también defendió su plan para reactivar la economía, crear empleos y cortar impuestos a las empresas, bajo el argumento de que unos dos millones de latinos son propietarios de pequeños negocios en Estados Unidos.
Además prometió elevar la competencia entre aseguradoras para que ofrezcan valores más competitivos, además de incentivar el desarrollo de "energía limpia" para combatir los altos precios del petróleo.
Los latinos son la minoría de más rápido crecimiento en Estados Unidos, donde constituyen un grupo de 46 millones de personas que representa un 9 por ciento del electorado.
Su localización estratégica en Florida y estados del suroeste es considerada por expertos como clave para las elecciones presidenciales de noviembre, en las que podrán votar los estadounidenses de origen hispano y los inmigrantes naturalizados.
Algunos analistas han apostado a que los votantes de origen hispano sigan la tradición y se inclinen por los demócratas.
De hecho, el rival de McCain, el demócrata Barack Obama, ha conquistado una amplia ventaja en la campaña desde que la senadora Hillary Clinton abandonó la contienda.
Obama contaba con el 59 por ciento de las preferencias de los electores hispanos contra un 29 por ciento de McCain en una encuesta reciente de Gallup, del 2 de julio.