BOGOTÁ- El mando del nuevo jefe de la guerrilla de las FARC, Alfonso Cano, considerado un intelectual y moderado, enfrenta una dura prueba tras el rescate de 15 rehenes, ocurrido justo cuando el líder rebelde se planteaba la posibilidad de negociar con el gobierno, estiman analistas.
Cano "está en una encrucijada y ojalá entienda que la opción posible es la de conducir a su organización hacia una negociación seria y realista", señala Alejo Vargas, director del departamento de Ciencia Política de la estatal Universidad Nacional.
Una primera expresión de que Cano podría buscar una negociación está contenida en su primer mensaje a la organización rebelde desde que asumió el mando, tras la muerte en marzo por enfermedad del líder histórico Manuel Marulanda ('Tirofijo'), según apartes divulgados por la televisión colombiana.
"Nuestra propuesta de encontrarnos con el gobierno para precisar los términos de un acuerdo continúa vigente, así como la decisión de mantener comunicación", dice Cano en un texto fechado antes del rescate.
Hace una semana, el Ejército en una operación incruenta devolvió a la libertad a la colombo-francesa Ingrid Betancourt, tres estadounidenses y 11 militares y policías, tras engañar a los guerrilleros que los custodiaban.
Ese rescate constituye un revés mayor para el principal grupo rebelde colombiano que había planteado canjear a un grupo de al menos 39 secuestrados -incluidos los librados-, por 500 rebeldes presos.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), además han perdido en forma violenta este año a dos de los siete integrantes de su cúpula, entre ellos el número dos Raúl Reyes abatido por tropas colombianas en Ecuador.
Los rebeldes sufrieron también la deserción de varios mandos medios, problemas de comunicación y dificultades para aprovisionarse, según relataron varios de los rehenes liberados.
Su número de efectivos se ha reducido en cinco años a menos de la mitad, según el gobierno, que a comienzos de año estimó que tenían menos de 8.000 combatientes.
"Las FARC enfrentan un escenario difícil, sus actuaciones le han hecho acreedoras de un inmenso repudio político interno e internacional a la vez que han sufrido contundentes golpes militares, el escenario para Cano no es fácil", señala Álvaro Villarraga, director de la privada Fundación Cultura Democrática.
Para ello, opina por su parte Vargas, Cano debe antes "consolidar su jefatura". Es esperable que dada "su formación académica y su experiencia en el ámbito político pueda tener la propensión a valorar de manera adecuada las nuevas circunstancias", añade.
De 59 años, nacido en Bogotá y con estudios de Antropología, Cano siempre fue considerado como un integrante del ala política y no goza de ascendiente entre la gran base de las FARC conformada por combatientes campesinos.
Fue el negociador de las FARC en los fracasados intentos con el gobierno colombiano a comienzos de los noventa en Tlaxcala (México) y Caracas.