WASHINGTON.- El científico militar Bruce Ivins tenía a su cargo esporas altamente purificadas de ántrax relacionadas con los ataques que dejaron cinco muertos en 2001, y acceso a los sobres empleados para enviarlas, indicó el gobierno norteamericano al dar a conocer una serie de documentos que señalarían su culpabilidad.
Ivins, un hombre brillante pero con profundos problemas emocionales que se suicidó la semana pasada, era el remitente de esos paquetes que sumieron al país en el peor caso de bioterrorismo en la historia estadounidense, apenas un mes después de los atentados del 11 de septiembre, dijeron fiscales federales.
Los investigadores basaron su afirmación en una serie de documentos judiciales que combinan evidencias genéticas con conductas sospechosas y, en ocasiones, meras conjeturas.
El abogado de Ivins dijo que el gobierno "está tomando a un tipo raro para convertirlo en un asesino en masa" sin evidencias concretas. El senador republicano Charles Grassley pidió una investigación en el Congreso.
Ivins presentó muestras falsas de ántrax al FBI con la finalidad de quitarse de encima a los investigadores, y no pudo dar una "explicación adecuada sobre por qué trabajaba hasta tarde en el laboratorio" durante la época de los atentados, de acuerdo con documentos dados a conocer por las autoridades.
Agregaron que trató de inculpar a compañeros de trabajo no identificados y que se inmunizó contra el ántrax y la fiebre amarilla a inicios de septiembre de 2001, varias semanas antes de que se encontrara en el correo el primer sobre contaminado con ántrax.
Ivins se dio muerte la semana pasada en momentos en que las autoridades estaban cada vez más cerca de acusarlo, dijo el fiscal federal Jeffrey Taylor durante una conferencia de prensa en el Departamento de Justicia. "Lamentamos que no tendremos la oportunidad de presentarle evidencias al jurado", señaló.
El abogado del científico, Paul F. Kemp, rechazó tal afirmación.
"No han hablado de cosa alguna obtenida como resultado de todas esas búsquedas", dijo. "Simplemente no creo que (Ivins) lo haya hecho (los ataques con ántrax), y no creo que haya evidencias".
Taylor reconoció que las evidencias en su mayor parte, si no es que totalmente, eran circunstanciales, pero insistió en que hubieran bastado para declarar culpable al sujeto.
La conferencia de prensa coronó una serie de eventos que se han sucedido con bastante rapidez, en los que el gobierno levantó parcialmente el secreto sobre las investigaciones posteriores a los atentados con aviones secuestrados el 11 de septiembre de 2001.
Los nuevos documentos presentan a Ivins como una persona con problemas, complicados aún más al enfrentar la posibilidad de ser acusado.
"Dijo que no iba a enfrentar la pena de muerte, pero que tenía en cambio un plan para matar a sus compañeros de trabajo y otros individuos que lo habían tratado injustamente", dice un documento judicial. En mensajes de correo electrónico a sus colegas, Ivins describió que a veces sentía que tenía dos personalidades.