DENVER.- Barack Obama aceptó este jueves con "humildad" la nominación como candidato del Partido Demócrata a la Casa Blanca, para tratar de convertirse en el primer Presidente afroamericano del país, en un discurso ante 75 mil personas que lo vitorearon, al cerrar la Convención de Denver, Estados Unidos.
"Con profunda gratitud y gran humildad, acepto su nominación para la Presidencia", declaró Obama nada más empezar, provocando una enorme ovación de sus partidarios que llenaron hasta la bandera el estadio de fútbol americano de los Broncos.
El candidato siguió agradeciendo el apoyo de su ex rival Hillary Clinton y su esposo Bill Clinton.
Obama prometió asimismo no dudar "jamás" en defender a Estados Unidos, en respuesta a críticas de los republicanos, que acusan al joven senador, de 47 años, de no tener la experiencia suficiente para dirigir el país.
El senador aclaró, no obstante: "solamente enviaré a nuestras tropas a correr riesgo de vida con una misión clara y un compromiso sagrado de darles el equipamiento necesario para el combate, y el cuidado y beneficios que se merecen cuando vuelvan a casa".
Al mismo tiempo, el candidato también aseguró a sus partidarios que Estados Unidos está en un "momento decisivo".
"Y estamos aquí porque amamos este país demasiado como para dejar que los próximos cuatro años se parezcan a los últimos ocho", agregó, reiterando su crítica de que el republicano John McCain promete más de los mismo.
"Estados Unidos vale más que estos ocho años. Nuestro país vale más que esto", aseguró al cerrar la Convención que lo proclamó por aclamación como candidato para enfrentar al republicano John McCain el próximo 4 de noviembre.
Los partidarios empezaron a entrar en el estadio a partir del mediodía, después de pasar varias horas haciendo fila. Durante las varias horas de espera, el público se divirtió en un ambiente festivo, similar al de un festival de rock, cantando al son de la cantante pop Sheryl Crow, haciendo la ola como en un partido de fútbol, bailando al son de Stevie Wonder o gritando "Yes we can (sí se puede)", el lema de la campaña, con el cantante de rap will.i.am.
El gobernador hispano de Nuevo México, Bill Richardson, fue el encargado de calentar el ambiente y dar un sabor latino a la fiesta con algunas palabra en castellano en horas de gran audiencia, reflejando la voluntad de los demócratas de atraer el apoyo de la minoría más importante del país.
"Y vamos a tener a un Presidente que le ponga atención a Latinoamérica y a México", gritó el gobernador en español, después de iniciar su discurso con un muy aplaudido "Bienvenidos a Colorado".
El ex vicepresidente Al Gore se llevó la mayor ovación de la tarde. "Creo en el reciclaje, pero esto es demasiado", ironizó, tras asimilar él también a McCain con Bush, y antes de comparar a Obama con Abraham Lincoln.
Los demócratas tomaron este año la iniciativa inhabitual de concluir su convención en el estadio del equipo de fútbol americano de los Broncos, para dar la posibilidad a su candidato de expresarse no sólo ante los más de 4.200 delegados, sino ante miles de sus más férreos partidarios.
"La multitud que esperamos es un indicador de la campaña que ha desarrollado el senador (Obama) desde el inicio (...) el cambio ocurre de abajo hacia arriba", explicó el portavoz de la campaña Josh Earnest.
Uno de los primeros oradores de la tarde fue el congresista por Illinois, Luis Gutiérrez, que abogó por una reforma migratoria que regularice a millones de indocumentados, una de las promesas que hizo el propio Obama para seducir a un electorado hispano que puede ser clave para su victoria en Nuevo México, Colorado, Nevada y Florida.
Horas antes de la apertura del acto en el estadio, varios miles de personas manifestaron por las calles de Denver al grito "Somos todos Estados Unidos" para exigir a Obama que cumpla su promesa de regularizar a los indocumentados y de abrirles el camino hacia la ciudadanía.
Obama aventaja a McCain por 48 a 42% entre los electores registrados, según sondeos. Antes del inicio de la reunión demócrata, la encuestadora Gallup registró un empate, situando a ambos candidatos con 45% de las preferencias electorales.