DENVER.- Barack Obama logró llenar el estadio. La táctica era arriesgada, y hubo algunos temores de último minuto a que pudiera ofrecer al candidato republicano John McCain argumentos para acusarlo de hueco astro del pop.
Más de 75.000 personas llenaron el estadio Invesco de Denver la tarde del jueves para escuchar el discurso de aceptación de Obama como primer candidato negro de uno de los dos grandes partidos políticos de Estados Unidos.
El histórico momento merecía una puesta en escena a lo grande. Las celebridades fueron músicos de perfil moderado como Stevie Wonder, will.i.am y Sheryl Crow, quienes junto con líderes del partido calentaron el ambiente durante cinco horas hasta que habló Obama. A pesar de los rumores, no apareció Bruce Springsteen.
Hubo fans de Obama que llegaron desde lugares lejanos como Seattle, Washington, incluyendo a tres veinteañeras que llegaron a Denver con las entradas que les dieron a cambio de su buen trabajo como voluntarias en la campaña. "Creo que tiene una buena visión", dijo Leyden Pavolovics, de 22 años.
Se trató de la primera vez desde que lo hiciera John F. Kennedy en los 60 que un candidato a la presidencia realizó su discurso de aceptación fuera de la sala de la convención, en un estadio y ante las masas.
La comparación subrayó las similitudes que muchos ven entre Kennedy y el carismático candidato negro de 47 años, que capturó y dirigió la esperanza de cambio del país tras otro años de gobierno republicano.
El único aspecto que no recordó nada a Kennedy en la velada fue la escenografía que hubiera hecho arquear las cejas con desaprobación a la glamourosa esposa de Kennedy, Jacqueline Kennedy.
La puesta en escena con columnas griegas y otras reminiscencias clásicas inspiró muchas interpretaciones durante la larga tarde y noche.¨Era el Lincoln Memorial donde Martin Luther King hizo su discurso "Yo tengo un sueño", cuyo 45 aniversario se celebraba justo el jueves? ¨Era Grecia, representando el origen de la democracia? ¨O era incluso uno de los muchos pórticos de la Casa Blanca con las ventanas que van del suelo hasta el techo?
Fuera lo que fuera, no interfirió en la capacidad de Obama para centrar la atención del estadio. Su retórica ascendía y descendía, generando risas, abucheos y aplausos justo allí donde hacía falta.
Obama se burló de la filosofía republicana de dar "más y más a aquellos que más tienen y esperar a que la prosperidad se derrame sobre todos los demás".
Todos tenían una pequeña bandera. Cuando el público se entusiasmaba o se aburría entre acto y acto, las levantaban y sacudían el estadio con la ola.
King hizo su famoso discurso cuando Obama tenía apenas dos años. Los negros estaban discriminados en el sur y en todas partes. La idea de que un afroamericano se convirtiera en presidente era inimaginable.
Dos de los hijos de King hablaron también el jueves, junto a John Lewis, congresista y último de los supervivientes de los oradores que se sumaron a King en aquel discurso de 1963. Lewis llamó la nominación de Obama un "pago inicial en el cumplimiento" del sueño.
Obama terminó su discurso de 56 minutos recordando a King, pero sin siquiera mencionar su nombre ni "intentar recrear su elocuencia", como comentó la delegada demócrata por Virginia Allida Black, quien apoyaba a la senadora Hillary Clinton, pero ahora planea trabajar para Obama.
Refiriéndose sólo al "joven predicador", Obama dijo que fue el "espíritu de América, la promesa americana" la que llevó a 250.000 personas a escuchar al líder de los derechos civiles en el Lincoln Memorial de Washington en 1963.
Obama prometió liderar al país con confianza en que el mismo espíritu sacaría a Estados Unidos de su debilitada situación económica y mejoraría su reputación en el exterior.
La esposa de Obama, Michelle, y sus dos hijas, Malia, de diez años, y Sasha, de siete, vestidas de rosado, se sumaron a él tras el discurso. Luego se unió el candidato a la vicepresidencia Joe Biden, su esposa, sus hijos adultos y sus nietos.
Se lanzaron pequeños fuegos artificiales que dieron un nuevo marco a la decoración de columnas griegas y largas serpentinas cayeron sobre el escenario.