MONTEVIDEO.- Una familia uruguaya, a cuyos hijos no se permitió permanecer en la enseñanza pública durante 11 años, entre 1994 y 2005, por no estar vacunados, demandó al Estado por 10 millones de dólares, infoman este sábado medios locales.
La familia demandante Borgogno-Arce afirma que durante todo ese tiempo se violaron sus derechos, se los obligó a exiliarse en Argentina y se atentó contra su vida al intentar obligarlos a recibir vacunas, cuando físicamente n o toleran las inoculaciones por problemas congénitos, según determinaron los médicos, quienes les recomendaron llevar una vida naturista.
Las autoridades de la enseñanza pública uruguaya no aceptaron los certificados médicos que los eximían del programa de vacunación, obligatorio en Uruguay, y los consideró "un foco infeccioso potencial".
La madre, Susana Arce, se encargó de la educación de sus hijos en su casa, pues ella es maestra, indicó el mayor de los varones, Nahel Borgogno, de 24 años, a radio El Espectador.
En 2005 el Instituto Pasteur apoyó a la familia, el Ministerio de Salud Pública de Uruguay aceptó los certificados de los médicos de la familia, y les permitió el acceso a la educación, agregó.
Nahuel Borgogno dijo a la emisora que la demanda por 10 millones de dólares es contra las autoridades de la enseñanza y el Ministerio de Salud Pública por "la violación de los derechos humanos de una forma continua y reiterada durante un lapso de 11 años", hasta que asumieron las nuevas autoridades de la Salud con el gobierno de izquierda de Tabaré Vázquez, en marzo de 2005.
"Se dio paso a la exoneración de vacunas a través de una constancia médica y se nos entregó los certificados y esquema de vacunación donde consta esta situación de hipersensibilidad que tenemos hacia las proteínas y otros elementos presentes en las vacunas", explicó.
"Pudimos recuperar los derechos, pero quedó todo un lapso (...) donde quedó una violación muy grande a diversos derechos civiles y derechos humanos como fue el tema de la educación, el deporte, la salud, la asistencia social", prosiguó Nahuel Borgogno.
En 1997 "tuvimos que irnos (a Buenos Aires) porque nos querían vacunar por la fuerza y las indicaciones médicas nos decían que podríamos sufrir un problema grave", agregó.