MOSCÚ.- Rusia aseguró haber entregado oficialmente hoy a la misión de observadores de la Unión Europea (UE), el control de las "zonas de seguridad" en torno a las regiones separatistas georgianas de Osetia del Sur y Abjasia.
"Hemos hecho todo lo que prometimos por nuestra parte y todo lo que nuestro Presidente firmó (...) Rusia ha retirado todas sus fuerzas de pacificación de las zonas", dijo en Moscú el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Andrei Nesterenko, según la agencia de noticias Interfax.
Según el acuerdo de alto el fuego firmado con mediación de la UE, Moscú tenía de plazo hasta mañana para retirar sus tropas de Georgia.
"Es extraordinariamente importante que después de la retirada de las tropas rusas no surja un vacío de seguridad en la región", añadió Nesterenko. Rusia espera que los observadores de la UE no permitan eventuales "agresiones de parte de Georgia".
Nesterenko agregó que Rusia espera que en el futuro también observadores de Naciones Unidas, y de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) garanticen la seguridad en las zonas abandonadas por las tropas rusas.
El Ministerio de Exteriores georgiano, por su parte, confirmó la retirada de las tropas rusas y las reemplazó con fuerzas policiales en el área, pero expresó su insatisfacción por el alcance de la retirada. Rusia prevé mantener 3.800 soldados en cada una de las zonas separatistas, que Moscú reconoció como Estados independientes.
Para el presidente del Parlamento georgiano, Davit Bakradze, Rusia sólo cumplirá el alto el fuego si retira sus fuerzas completamente de las zonas rebeldes a sus posiciones anteriores al conflicto, aspiración que hará saber al ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner.
El presidente de turno del Consejo de Ministros de Exteriores de la UE llegará hoy a Georgia, donde permanecerá dos días para verificar la retirada y el cumplimiento del acuerdo por parte de Rusia.
Observadores de la UE y medios locales informaron que las fuerzas rusas abandonaron los puestos de control en torno a Abjasia y Osetia del Sur, pero mantuvieron puestos en algunos pueblos fronterizos disputados.
Los tanques rusos entraron en Georgia a comienzos de agosto para rechazar la ofensiva de Tibilisi, que pretendía controlar de la región independentista de Osetia del Sur. Moscú argumenta que su intención era proteger a sus ciudadanos en la región pro-rusa, donde la mayoría de habitantes tiene pasaporte de esa nacionalidad. Sin embargo, su actuación fue condenada por Occidente.