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Disminución del viento permite controlar avance del fuego en California

Hoy muchos de los 30.000 evacuados pudieron regresar a sus viviendas, algunas de ellas calcinadas.

17 de Noviembre de 2008 | 15:49 | EFE
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En el parque de casas móviles de Oakridge, 500 residencias quedaron reducidas a cenizas.

AFP

SANTA BÁRBARA.- La menor intensidad de los vientos ayudó hoy a los bomberos del sur de California a controlar los incendios que han calcinado más de 800 viviendas y obligaron a decenas de miles de personas a abandonar sus casas durante el fin de semana.


Más de 16.500 hectáreas de zona boscosa y matorral fueron pasto de las llamas desde las últimas horas del viernes pasado entre los condados de Santa Bárbara y Los Ángeles, debido a temperaturas que rondaron los 30 grados y rachas de viento cercanas a los 100 kilómetros por hora.


Los incendios, repartidos en tres frentes, forzaron la evacuación de más de 30.000 personas y causaron 11 heridos.


Unos 5.000 efectivos del cuerpo de bomberos se desplazaron a las zonas afectadas donde hoy siguen trabajando para apagar los fuegos e intentan aprovechar una mejora de las condiciones meteorológicas para avanzar en su extinción.


"No queremos bajar la guardia. Todo está dictado por el viento", aseguró a los medios locales Ronnie Villanueva, jefe de unidad del Departamento de Bomberos del condado de Los Angeles.


Las previsiones más optimistas de las autoridades vaticinan que el incendio de Santa Bárbara, que quemó 210 residencias en un lujoso vecindario y está controlado en un 95 por ciento, será apagado totalmente a última hora de esta tarde.


Los focos más destructores, situados al noreste y sureste de Los Angeles, fueron contenidos anoche en un 40 por ciento y se calcula que seguirán ardiendo durante varias jornadas.


Poco a poco se fueron retirando las órdenes de evacuación y muchas personas pudieron regresar a sus viviendas, algunas de ellas calcinadas, como ocurrió en el parque de casas móviles de Oakridge, donde 500 residencias quedaron reducidas a cenizas.


La situación vivida durante el fin de semana obligó al gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, a declarar el estado de emergencia en las áreas más perjudicadas por el fuego para poder acceder a fondos de ayuda federales.


Desde la Casa Blanca se recomendó hoy a todos los ciudadanos de esta región mantenerse alerta, a pesar de las buenas perspectivas ofrecidas por los últimos partes de bomberos.


"Ésta es aun una situación muy peligrosa y mucha gente está afectada. La Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) garantizó tres partidas económicas de ayuda contra incendios para apoyar al estado (California) en sus esfuerzos", aseguró hoy la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino.


Las muestras de solidaridad llegaron también del Presidente electo Barack Obama, quien ayer se comunicó con Schwarzenegger y con el alcalde de Los Angeles, Antonio Villaraigosa, para "expresar su preocupación sobre los fuegos y recibir una actualización", dijo hoy Nick Shapiro, portavoz del equipo de transición de Obama.


El humo de los incendios se propagó en un área de 40 kilómetros y la ceniza llegó a cubrir vehículos en zonas muy distantes al frente de los fuegos, cuyas causas todavía se investigan y se sospecha que alguno pudo ser provocado.


Las autoridades sanitarias recomendaron a las personas mayores y a los niños permanecer dentro de sus viviendas y que los ciudadanos eviten hacer deporte al aire libre.


La oleada de incendios llegó sólo un año después de que California sufriera una de las peores devastaciones de su historia al ser pasto de unas llamas que devoraron unas 2.000 viviendas, causaron el desplazamiento de más de 600.000 personas y pérdidas por más de 1.000 millones de dólares.


A lo anterior se suman las más de 300.000 hectáreas que se vieron afectadas entre junio y julio de este año en la zona por virulentos siniestros.


La temporada de incendios en California se extiende de junio a octubre, pero las sequías de los últimos años han hecho que los fuegos sean una amenaza permanente, en palabras de Schwarzenegger.