Se espera que Michelle infunda elegancia digna de una casa real en la Casa Blanca.
AgenciasNUEVA YORK.- Desde luego, el Presidente electo Barack Obama enfrentará mucha presión. Y resulta difícil imaginar siquiera cuánta deberá soportar su esposa, Michelle.
Los camiones de la mudanza no han llegado siquiera a la Casa Blanca y muchos consideran ya a Michelle Obama como la nueva Jackie Kennedy, la mujer que infundirá a Washington una elegancia y un vigor dignos de una casa real.
No importa que Obama haya insistido en que su esposa se concentrará, como prioridad, en atender a sus hijas. Las expectativas en todos los aspectos crecen sin parar.
Pero si los antecedentes pueden aplicarse a este caso, las Primeras Damas han sido por mucho tiempo víctimas de expectativas contradictorias y comparaciones con sus antecesoras.
De modo que, mientras asume uno de los lugares menos definidos pero más escudriñados de Washington, Michelle Obama podría seguir el consejo de Rosalynn Carter.
"Me iban a criticar sin importar lo que hiciera", dijo en alguna ocasión la esposa del ex Presidente Jimmy Carter. "Así que preferí ser criticada por algo que yo quería hacer".
Michelle dio una idea de su forma de pensar en una entrevista difundida recientemente por el programa televisivo 60 Minutes.
"En el primer año, el objetivo principal será cerciorarme de que las niñas salgan bien de esta transición", señaló, sentada junto a su marido. "Pero hay muchos asuntos que me importan mucho".
Mencionó un par de temas en los que se enfocó durante la campaña: las familias de los militares y el equilibrio entre el trabajo y la vida familiar.
Ha habido especulaciones de que Michelle Obama estará mucho más involucrada en la política de lo que se ha observado hasta ahora.
Pero quienes han estado cerca de otras Primeras Damas dicen comprender la razón por la cual ella preferiría concentrarse antes que nada en sus hijas.
"Es una gran responsabilidad", dijo Paul Costello, ex asesor presidencial de Rosalynn Carter, cuya hija Amy tenía sólo nueve años cuando llegó a la Casa Blanca.
"Estas niñas son ahora celebridades internacionales al instante y hay que protegerlas de eso".
Pero según Costello, incluso entre las 8:30 horas y las 15:00 horas, cuando las niñas estarán estudiando, Michelle Obama tendrá muchas oportunidades de hacer algo más.
"La Primera Dama tiene una autoridad y un poder enormes en este país para darle relieve a los asuntos que le interesan", explicó.
"Ella es una superestrella, podrá elegir y transformar asuntos que considere importantes".
Desde luego, ello puede derivar en críticas, como ocurrió con Carter, famosa porque fue la primera esposa de un Presidente que participó en reuniones del gabinete. Rosalynn Carter consideró que ésa era la manera más eficaz de prepararse para representar al Gobierno.
"Fue como si ella hubiera lanzado una bomba en el jardín del sur", consideró Costello.
El historiador Carl Sferrazza Anthony consideró que a la opinión pública malinterpretó lo que Carter trataba de hacer. La ex Primera Dama también sostenía un almuerzo semanal de trabajo con su marido.
"Ella simplemente trataba de evitar el molestarlo después con preguntas", dijo Anthony, de la Biblioteca Nacional de las Primeras Damas.
"Permanecía en un extremo de la sala de juntas, junto con los asesores políticos, los Secretarios y los asistentes".
Ni siquiera Eleanor Roosevelt, conocida por viajar por todo el mundo y abordar varios asuntos, desde la pobreza hasta los derechos civiles y de las mujeres, se salvó de las críticas.
Y la propia Jackie Kennedy, admirada por su belleza y sofisticación, fue considerada demasiado joven al principio.
Cuando Hillary Rodham Clinton llegó a la Casa Blanca, no fue desde luego la primera en asumir un papel político activo. Pero Clinton, quien había sido una abogada exitosa y defensora de la niñez, fue más allá, al establecer una oficina en el ala occidental de la residencia.
Laura Bush optó por una labor más discreta, y por lo tanto se le considera una Primera Dama más tradicional. Pero a lo largo de los años ha viajado al extranjero por su cuenta, ha pronunciado algunos de los mensajes sabatinos de su marido en la radio e impulsó causas como los derechos de las mujeres en Afganistán y la de los activistas prodemocráticos en Myanmar.