WASHINGTON.- El Pentágono realizó hoy con éxito una prueba sobre el Océano Pacífico de su sistema de defensa antimisiles que tiene previsto desplegar en el este de Europa.
A las 16:04 horas de Chile (20:04 GMT) se lanzó un misil desde Isla Kodiak, en Alaska, que fue rastreado por los radares del sistema. Diecinueve minutos más tarde despegó un misil de defensa desde la base aérea de Vandenberg, en California, que diez minutos después interceptó al primer proyectil a una velocidad de 24 mil kilómetros por hora y a 160 kilómetros de la Tierra.
Esta fue la octava prueba realizada con éxito, de 13 intentos, con el controvertido escudo de defensa contra misiles de largo alcance. La última prueba exitosa había sido en septiembre de 2007. Estados Unidos ha gastado durante las últimas décadas más 100.000 millones de dólares en sistemas de defensa antimisiles.
El sistema, declarado prioritario por la Administración saliente de George W. Bush, está previsto para la defensa desde países del este de Europa contra posibles ataques de Irán y Corea del Norte.
El Gobierno norteamericano tiene aún planes para la implementación de 10 interceptores en Polonia y de radares en la República Checa, a lo que se opone Rusia.
Estados Unidos considera que las ubicaciones en el este de Europa son necesarias para contrarrestar a Irán, mientras que Moscú considera que la amenaza de Teherán es mínima y advierte que el sistema plantea un riesgo para la fuerza disuasoria de Rusia.
También se cuestiona que el sistema es demasiado caro y enfrenta demasiados desafíos técnicos. Asimismo se considera que las pruebas no son realistas, acusaciones rechazadas por la Agencia de Defensa Misilística (MDA, por sus siglas en inglés) del Pentágono.
"Son (pruebas) muy realistas porque el objetivo es acompañado por medidas de protección como las que esperaríamos de parte de Irán o Corea del Norte", dijo Richard Lehner, portavoz de la agencia.
Debido a la próxima transmisión de mando en Estados Unidos, estas pruebas adquieren cierta trascendencia. Bush es un firme defensor del sistema, y ha destinado 10.000 millones de dólares por cada año que estuvo en la Casa Blanca para su desarrollo y producción.
Su sucesor Barack Obama se ha mostrado más reservado. También respalda el sistema pero no quiere desviar fondos de otros programas mientras existan dudas acerca de su fiabilidad técnica.