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Industria automotriz estadounidense se enfrenta a doloroso ajuste

"Esta reestructuración requerirá grandes concesiones por parte de los actores implicados en la industria del automóvil: dirección, sindicatos, acreedores, accionistas, distribuidores y proveedores", aseguró el presidente George W. Bush.

20 de Diciembre de 2008 | 18:29 | AFP
WASHINGTON.- La industria estadounidense del automóvil y sus sindicatos se enfrentan a dolorosos sacrificios y una difícil pelea para  recuperarse después de que este sábado obtuvieran un alivio temporal con un  paquete de ayuda pública de más de 13.400 millones de dólares.

El presidente George W. Bush defendió el rescate que él mismo anunció el viernes, afirmando que los fabricantes de automóviles han obtenido una oportunidad de reformarse sin declararse en quiebra, pero advirtió que tienen un estrecho margen de maniobra.

"Esta reestructuración requerirá grandes concesiones por parte de los  actores implicados en la industria del automóvil: dirección, sindicatos, acreedores, accionistas, distribuidores y proveedores", señaló el presidente en su alocución semanal por radio.

Frente a la amenaza de una quiebra que habría causado miles de despidos, General Motors y Chrysler aceptaron los términos de un rescate financiero del gobierno estadounidense que supondrá la entrega de créditos a partir del 29 de  diciembre.

También tienen pendiente un paquete de ayudas por valor de 4.000  millones de dólares, que se está debatiendo en el Congreso. El plan estipula que los fabricantes tendrán que cumplir varias etapas para  demostrar su viabilidad antes del 31 de marzo o el gobierno podría pedir la  devolución de los préstamos.

Por otro lado, Canadá anunció el sábado un paquete de rescate de 3.300  millones de dólares para las filiales de Chrysler y General Motors que operan  en Ontario.

"Es una etapa penosa pero necesaria para proteger la economía canadiense", dijo el primer ministro de Canadá Stephen Harper.

"El anuncio de hoy no es un  cheque en blanco", precisó. El gobierno canadiense se muestra preocupado por los 582.000 puestos de  trabajo que podrían perderse en Canadá en los próximos cinco años si los  fabricantes estadounidenses interrumpen sus operaciones en Ontario.

El gobierno estadounidense ha establecido objetivos ambiciosos para los  industriales del sector, que incluyen un recorte de dos tercios de la deuda,  reducciones de sueldos y cambios de las garantías laborales para hacer que las  compañías sean competitivas frente a los grupos extranjeros que operan en  territorio estadounidense.

Los analistas y la prensa estadounidense consideran que los préstamos no  son una garantía de supervivencia para empresas que se enfrentan a enormes  desafíos y a pésimas condiciones económicas, incluyendo el desmoronamiento de  la venta de coches y la falta de créditos al consumo.

Obama reaccionó al rescate de forma optimista y cauta a la vez el viernes,  advirtiendo a los dirigentes del sector que "la paciencia de los  estadounidenses se está terminando" y que no se puede pedir a los trabajadores  del sector que soporten enteramente el peso de la reestructuración.
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