PARÍS.- La junta militar en Guinea Conakry merece apoyo internacional, según dijo hoy en París el presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, quien además advirtió en contra de la intromisión de poderes extranjeros en los asuntos internos del país africano.
En una conferencia de prensa en la residencia del embajador senegalés en la capital francesa, Wade dijo que le pide a la Unión Europea (UE), a Francia y al Banco Mundial que apoye a la junta.
El líder de los golpistas, el capitán Moussa Dadis Camara, le solicitó asegurar a la comunidad internacional que los golpistas tienen buenas intenciones. No asumieron el poder por el ansia de poder, sino para evitar enfrentamientos sociales y étnicos.
Wade dijo a la emisora Radio France Internationale (RFI) que los golpistas prometieron celebrar elecciones, algo que no es muy frecuente. Además, los militares se comprometieron a regresar a los cuarteles.
La propia junta que protagonizó el golpe en Guinea Conakry presentará mañana a diplomáticos extranjeros sus planes de gobierno.
Entre los presentes habrá representantes de Naciones Unidas, de la UE y la Unión Africana, dijo el jueves el capitán Moussa Dadis Camara. Todas esas organizaciones han condenado el golpe y llamado a restaurar la Constitución.
El lunes, pocas horas después de la muerte del presidente Lansana Conté, que gobernó el país durante 24 años, los militares tomaron el poder.
Decenas de miles de guineanos asistieron hoy al funeral de Conté en un estadio de Conakry. Entre los presentes estuvieron los presidentes de Sierra Leona, Guinea-Bissau, Costa de Marfil y Liberia. También acudió el segundo al mando de la junta.
Conté consiguió mantener la estabilidad en Guinea mientras muchos de sus vecinos se vieron arrastrados a guerras civiles.
Sin embargo, en los últimos años el país vivió un motín militar, protestas contra el gobierno y diversas huelgas por el imparable aumento de los costos de los alimentos y el combustible.
Conté sufría diabetes y era un fuerte fumador. Se desconoce su fecha de nacimiento pero se cree que tenía 74 años. Su cadáver fue enterrado en su pueblo natal, Lansanaya, unos 120 kilómetros al noroeste de Conakry.
Guinea Conakry es un país muy pobre pese a poseer las mayores reservas del mundo de bauxita, una roca usada para fabricar aluminio, así como grandes depósitos de oro y diamantes.