WASHINGTON.- El Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se declaró hoy encantado con la residencia campestre de Camp David, en las afueras de Washington, en la que se alojó este fin de semana por primera vez.
La residencia de descanso presidencial, en las montañas de Maryland, es "preciosa", aseguró Obama en unas breves declaraciones a la prensa en el avión que le llevaba a Elkhart (Indiana), donde hoy participa en una reunión con desempleados para promover el plan de estímulo económico que se debate en el Congreso.
El Presidente pasó el fin de semana en Camp David junto con su esposa, Michelle, y sus hijas -Malia, de diez años, y Sasha, de siete-, quienes llevaron también a una amiga.
Según explicó, "las niñas la pasaron muy bien. Pasaron muy buen rato" durante su estancia en la residencia de descanso, que, según aseguró, "va a ser un sitio bonito" para escapar de las presiones en la Casa Blanca.
"Uno puede ver que durante el verano va a ser un sitio bonito para pasar mucho tiempo", explicó.
Obama agregó que durante el fin de semana aprovechó para jugar un poco al golf y al baloncesto.
Probablemente jugó al baloncesto con su asistente personal, Reggie Love, y su portavoz, Robert Gibbs, quienes también pasaron el fin de semana en la residencia presidencial creada por Franklin Roosevelt.
El uso que han dado otros presidentes a la residencia ha variado. Por ejemplo, Harry Truman la odiaba y apenas la pisó, y Bill Clinton tampoco la utilizó demasiado, en especial mientras su hija Chelsea se hacía adolescente y prefería pasar los fines de semana en la ciudad.
En cambio, a Ronald Reagan, Dwight Eisenhower o George W. Bush les encantaba la posibilidad de pasear o estar en contacto con la naturaleza sin las presiones de la Casa Blanca.
Jimmy Carter le dio celebridad para siempre con la firma de los acuerdos de paz entre Egipto e Israel que llevan el nombre de Camp David en 1978.
