CIA despide a interrogadores subcontratados de cárceles secretas

WASHINGTON.- La CIA dejó de usar contratistas para interrogar a reos y despidió a los guardias de seguridad de las prisiones secretas de ultramar, ahora cerradas, informó ayer jueves el director de la agencia León Panetta.

Panetta comunicó en un mensaje electrónico enviado a empleados de la agencia que los guardias serán reemplazados con agentes de la CIA en esas prisiones, que el Presidente Barack Obama ordenó cerrar en su segundo día de trabajo.

Eliminar los puestos de los guardias de seguridad que vigilaban las cárceles secretas ahorraría cuatro millones de dólares a la agencia, explicó Panetta. La CIA rehusó dar detalles sobre los contratos, incluyendo su valor total y el nombre de la empresa o compañías que fueron cesadas.

Las prisiones secretas ya están vacías, apuntó Panetta, quien agregó que la agencia no ha apresado a nadie desde que él asumió su puesto en febrero.

La CIA ahora está haciendo planes para que las prisiones sean clausuradas para siempre. Un agente de espionaje dijo que las instalaciones tienen que quedar libres de cualquier material delicado antes de ser clausuradas. El funcionario habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado para hablar sobre el cierre.

Sin embargo la CIA aún tiene la autoridad para detener e interrogar a prisioneros por cortos períodos. Panetta manifestó que los presos serán interrogados por empleados de la agencia, no contratistas privados, y luego serán entregados a militares estadounidenses, o deportados a sus países natales o a naciones que los soliciten.

Entre 2002 y 2006, la CIA detuvo e interrogó a menos de 100 prisioneros, dijo el año pasado el ex director de la agencia Michael Hayden ante el Congreso. Usó técnicas rudas de interrogatorio con cerca de un tercio de ellos. Tres prisioneros fueron torturados con una técnica en que el castigado tiene la impresión de que será ahogado.

Hayden también confirmó ante el Congreso que los contratistas privados habían sido usados para realizar interrogatorios, especialmente tres meses después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, cuando la CIA no tenía interrogatorios propios.