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Benedicto XVI visitó el Santo Sepulcro

En su última actividad antes de abandonar Tierra Santa, el Papa rezó en el lugar donde Jesús fue enterrado.

15 de Mayo de 2009 | 05:33 | AP

JERUSALÉN.- El Papa Benedicto XVI concluyó hoy su peregrinación por Tierra Santa haciendo a un lado los asuntos controversiales que lo han perseguido esta semana, para realizar una peregrinación al sitio donde Jesús fue crucificado.


Una escolta tradicional de hombres ataviados en túnicas negras y tocados rojos acompañó al Pontífice, que caminó solemnemente hasta la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, donde golpeaban con palos el suelo para anunciar su cercanía.


Benedicto XVI se arrodilló y besó la piedra rectangular donde se cree que fue colocado el cadáver de Jesucristo después de su crucifixión. Posteriormente, entró a la estructura ubicada al interior del templo que marca el lugar donde estuvo la tumba de Jesús y ahí se hincó a orar solo durante varios minutos, con las manos entrelazadas en actitud de oración mientras algunos sacerdotes oraban cerca.


Miles de soldados y policías fueron desplegados alrededor de la Ciudad Vieja de Jerusalén para la visita papal al antiguo templo, cuya tradición señala el lugar donde Jesús fue crucificado, sepultado y de donde resucitó de entre los muertos.


"En el último día de su visita, el Papa está viniendo al lugar más importante para nosotros", indicó el Padre Bernt, un sacerdote católico. "Éste es el centro del cristianismo, por ello es muy especial", agregó.


El Papa se irá de Tierra Santa tras haber cumplido con su misión de entrar en contacto con judíos y musulmanes, pero algunos le han dado a esta visita de cinco días análisis mixtos.


Al hacer su primera visita a Israel y a los territorios palestinos como Sumo Pontífice, el Papa abordó temas como el Holocausto, la política entre israelíes y palestinos, y la disminución de fieles cristianos en la región.


Durante su visita, el Papa encabezó una misa ante 50.000 fieles que atestaron Nazaret, en un esfuerzo encaminado a fortalecer a la feligresía que disminuye día a día. El Papa también se quitó los zapatos para entrar al tercer templo más sagrado del Islam y siguió la costumbre judía de dejar una nota con una oración de paz en las grietas del Muro de Los Lamentos.


Benedicto XVI se ganó el aprecio de los palestinos al respaldar su pedido para el establecimiento de un Estado independiente. Sin embargo, algunos en Israel se mostraron decepcionados por la manera como trató el tema del Holocausto, al señalar que podría haber ido más lejos en un discurso en el Museo Memorial del Holocausto.


El Papa habló de manera elocuente del sufrimiento de las víctimas del Holocausto, pero no siguió los pasos de su predecesor, Juan Pablo II, al expresar su arrepentimiento por la persecución histórica de los judíos por parte de la Iglesia.


Tampoco discutió lo que algunos ven como la pasividad de la Iglesia durante el genocidio nazi o por su propia época como integrante de las Juventudes Hitlerianas.


Esas omisiones percibidas llevaron a algunos funcionarios del Museo Memorial "Yad Vashem" a tomar la medida excepcional de criticar abiertamente su discurso.

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