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Junta Militar de Myanmar permite que embajadores visiten a líder opositora encarcelada

Veinte diplomáticos llegaron hasta la cárcel de Insein para ver a Aung San Suu Kyi. Según el embajador británico, Mark Canning, la Premio Nobel de la Paz estaba relajada y se reía constantemente.

20 de Mayo de 2009 | 12:00 | DPA

SINGAPUR.- La Junta Militar de Myanmar suele ocupar los titulares sólo con noticias terribles. Hoy, sin embargo, fue distinto. De manera totalmente inesperada, el Gobierno permitió a más de 20 embajadores extranjeros en Rangún visitar al ícono de la resistencia en Myanmar, la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, en prisión desde hace seis años.


"Está tranquila, confiada y revienta de energía", dijo a la BBC el embajador británico, Mark Canning, después del encuentro. El diplomático pudo estrechar la mano de la líder de la oposición en la cárcel de Insein, donde comparece ante un tribunal por infringir las restricciones de su arresto domiciliario. La Unión Europea y Estados Unidos han criticado el proceso como una escenificación.


Como casi siempre, los motivos de la Junta tampoco quedan claros en este caso. ¿Pero podría ser que la indignación en todo el mundo por las recientes acusaciones contra Suu Kyi haya surtido efecto? ¿O esperan que haya menos críticas contra la posible sentencia de culpabilidad después de que los diplomáticos hayan constatado que Suu Kyi están ante un tribunal de verdad?


"Todo los elementos necesarios para un proceso estaban ahí", apuntó Canning. "Jueces, fiscales, abogados", añadió. "Pero eso no cambia nada de los hechos fundamentales. Creo que ésta es una historia en la que el final del guión ya está escrito", enfatizó.


Excepto el enviado especial de Naciones Unidas, que tuvo acceso un par de veces a Suu Kyi, los diplomáticos de hoy son los primeros extranjeros que pudieron ver a la líder opositora desde 2003. Suu Kyi estaba hasta ahora totalmente aislada en su casa en el lago Inya, en Rangún, en un arresto domiciliario en el que sólo la acompañaban su ama de llaves y la hija de ésta.


Un médico podía visitarla una vez al mes. El correo era controlado y la línea telefónica estaba muerta. En esas condiciones vivía Suu Kyi desde 2003; desde 1990 ha pasado 13 años en arresto domiciliario.


Ello hace más sorprendente la vitalidad descrita por los embajadores. Suu Kyi estaba relajada y se reía constantemente, estrechaba la mano a los diplomáticos y le dedicó a cada uno un par de palabras amistosas. "Muchas gracias por su apoyo", dijo. "Espero verlo algún día en mejores circunstancias".


Si fuera por la Junta birmana y su guión de la historia, ese día seguirá estando muy lejos. En caso de ser declarada culpable, Suu Kyi podría ser condenada a cinco años de cárcel. Y ningún observador cuenta con una absolución.


La Junta ha prometido al pueblo, bajo el régimen militar desde 1962, una "democracia que florezca con disciplina", en la que una demócrata auténtica como Suu Kyi sólo estorba. Aunque se celebrarán unas elecciones el próximo año, los militares se han reservado ya un cuarto de los escaños en el Parlamento y otros puestos claves en el gobierno.


Se espera que la organización de masas USDA, subvencionada por el Gobierno y que cuenta supuestamente con 23 millones de miembros, gane la mayor cantidad posible de los otros escaños. Un ícono de la resistencia como Suu Kyi, que atrae a cantidades de entusiastas seguidores en cada una de sus presentaciones en público, podría estropear en ese caso el show a los generales.


Los países europeos y Estados Unidos siguen protestando airadamente contra la situación en Myanmar e imponen sanciones, pero las actividades comerciales de los birmanos con los Estados occidentales son bastante limitadas. Mucho más dolorosa para la Junta sería la presión de los países vecinos con los que tiene buenas relaciones económicas: la India, Tailandia y sobre todo China.


Pero de Beijig sólo han llegado hasta ahora amonestaciones tibias. "Los asuntos de Myanmar les competen sólo a los birmanos", dijo por ejemplo el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Ma Zhaoxu. "Esperamos que los involucrados alcancen la reconciliación, la estabilidad y el desarrollo a través del diálogo", agregó apenas.

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