WASHINGTON.- El hombre de 88 años consumido por el odio racial que ayer disparó en el Museo del Holocausto de Washington y causó la muerte de un guardia, continúa en estado crítico en el hospital y fue acusado de asesinato, informaron las autoridades estadounidenses.
La Oficina Federal de Investigación alegó que está buscando también incriminarlo por posibles ataques raciales o violaciones de derechos civiles.
Otros dos guardias dispararon al atacante y evitaron con ello más muertes. Entre quienes visitaban el museo, muchas familias con niños en edad escolar, se desató el pánico. Muchos se echaron al suelo o huyeron a los gritos a otras salas del edificio.
Identificado hoy por primera vez oficialmente por las autoridades estadounidenses como James von Brunn, el atacante tenía un largo historial de antisemitismo, negación del Holocausto, admiración por Hitler y de la supremacía blanca. Se encuentra grave con una bala en el rostro. La policía cree que actuó solo.
Brunn entró con un arma poco después de las 13:00 horas y disparó al guardia, Stephen Tyrone Johns, de 39 años, que no tuvo tiempo de sacar su arma. Fue alcanzado en el pecho y murió pocas horas después en el hospital. Sus compañeros reaccionaron de inmediato y redujeron al atacante.
La policía encontró más tarde un cuaderno en el coche de Brunn en el que aparecía una lista de otros edificios, entre ellos la catedral de Washington. Especialistas en explosivos los registraron por temor a que hubiese allí bombas, pero no hallaron nada.
Brunn pertenecía a la más radical ultraderecha con odio contra los judíos, los negros y el gobierno de Estados Unidos. Ya en 1981 protagonizó un episodio de violencia cuando entró fuertemente armado en el edificio de la Reserva Federal (banco central) para tomar rehenes y propagar así su visión del mundo, como la presunta conspiración de "banqueros internacionales" para controlar el mundo. Fue detenido y pasó seis años en la cárcel.
En su página web escribió más tarde que se lo debía a "un jurado de negros" y un "juez judío". En Internet dio rienda suelta durante años a sus teorías de odio racial y propagó en cientos de páginas teorías conspirativas con espectros fantásticos sobre un complot judío para acabar con la raza blanca. Se cree que es además autor de un mensaje electrónico en el que se afirma que el "auténtico" origen del Presidente Obama -que es negro- se oculta a la opinión pública.
