LA PAZ.- Bajo la excusa de capacitar a militares latinoamericanos, “Estados Unidos entrenaba a oficiales de diversa graduación en ese país para prepararlos a dar golpes de Estado en América Latina", manifestó el presidente boliviano Evo Morales.
El jefe de Estado dijo que cuenta con suficiente información para entregarla a los organismos pertinentes y a algunos presidentes para que conozcan el alcance de las acciones de conspiración que provenían del norte para desestabilizar las democracias en la región.
"Tengo alguna documentación, cuando vengan a Bolivia algunos presidentes con motivo del Bicentenario quisiera mostrarles cómo el 2007, militares de Estados Unidos entrenaron fuerzas especiales en cada país para que ejecuten golpes de Estado", dijo según la agencia ABI.
Agregó que en Bolivia había un grupo militar de élite denominado F-10 que recibió entrenamiento militar estadounidense con ese fin.
El primer mandatario hizo patente su convencimiento de que el golpe de Estado en Honduras que derrocó al presidente Manuel Zelaya el pasado 28 de junio fue alentado por el Comando Sur de Estados Unidos.
Aseguró que tras ese movimiento antidemocrático estaban no sólo grupos oligárquicos y de derecha, también el intervencionismo norteamericano a través del Comando Sur.
Estados Unidos pretende instalar en Honduras una base militar bajo el argumento de que servirá para controlar las operaciones del narcotráfico. En la década del 80, Honduras era utilizado como el centro de sus operaciones del norte para controlar la región.
Por otra parte, empresarios hondureños y de otras nacionalidades tienen intereses en Honduras para controlar industrias, entre ellas la de los medicamentos sin respetar la legislación de ese país, por lo que no apoyan a gobiernos que no autoricen esas actividades.
La abogada estadounidense Eva Golinger hizo una investigación sobre lo tentáculos de la conspiración proveniente de Estados Unidos contra Latinoamérica con el fin de desestabilizar a gobiernos progresistas que no le son afines.
El presidente Morales aseveró que el fracasado golpe cívico-prefectural que estalló en Bolivia en agosto y septiembre pasado alentado por movimientos cívicos y prefectos de los departamentos de la denominada Media Luna tenía el apoyo de la Administración de Estados Unidos presidida entonces por George W. Bush.
El gobierno dispuso la expulsión del entonces embajador de Estados Unidos en Bolivia, Philip Goldberg, y de los agentes de la Central de Inteligencia y de la Oficina Antidrogas de Estados Unidos (CIA-DEA) que operaban en Bolivia.
Morales denunció que a pocos días de su mandato se verificó que estos agentes tenían hasta su oficina de escucha telefónica en el propio Palacio de Gobierno con la venia de anteriores gobiernos, por lo que fueron desalojados.
Por todos esos antecedentes el jefe de Estado sostuvo que con el fin de evitar el adoctrinamiento de militares en cursos auspiciados y costeados por Estados Unidos, el Ejecutivo no autorizará el viaje de ningún oficial a supuestas escuelas de “capacitación” en el país del norte.