TEGUCIGALPA.- El canciller del gobierno de facto hondureño, Carlos López, afirmó que se le impidió la entrada en el país a funcionarios de la Organización de Estados Americanos (OEA), porque "no era este el momento procesal oportuno" y estaban advertidos.
El canciller explicó que los funcionarios "cayeron por sorpresa y estaban prevenidos de que no estaba lista la oportunidad procesal para su llegada", por lo que el Gobierno impidió su entrada, aunque permitió el ingreso de uno de ellos.
"Habiendo llegado unos funcionarios claramente advertidos de que no deberían anticipar su presencia aquí, lo hicieron de todas las maneras" y se les dijo que regresaran, afirmó el ministro.
López explicó que a uno de los funcionarios de la OEA, de nacionalidad chilena, "se le permitió quedarse por una circunstancia muy particular", que es la de ser "cercano colaborador de la mediación en Costa Rica". Se trata de John Biehl, consejero del Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza.
El canciller añadió que el gobierno de Honduras "tiene la potestad" de impedir el ingreso en su territorio de quien considere oportuno, e insistió en que existe "un proceso en marcha de conversaciones, de intercambios, en la búsqueda de un acuerdo por la vía de una solución hondureña".
Por otra parte, López advirtió que Brasil perderá en un plazo de 10 días el derecho a tener su embajada en Honduras, donde está refugiado el depuesto Presidente Manuel Zelaya.
"Lo que es el título y el privilegio de Brasil de tener una misión en Honduras se acaba en 10 días, por reciprocidad", dijo el canciller Carlos López en una conferencia de prensa.
El Presidente del gobierno de facto, Roberto Micheletti, dio 10 días a Brasil para que decida la situación de Zelaya.
Sin embargo, el Mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, rechazó el emplazamiento y reiteró que Zelaya podría quedarse en su embajada el tiempo que quiera.
Eliminar la inmunidad diplomática de la embajada podría despejar el camino para su allanamiento.
Pero el canciller López aseguró que el Gobierno no pretende asaltar la representación de Brasil, sometida desde el lunes a un fuerte sitio policial y militar.
