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Benedicto XVI pidió proteger derechos de los inmigrantes

El Santo Padre dijo que Jesús también fue un refugiado y llamó a preocuparse principalmente de los niños.

17 de Enero de 2010 | 08:49 | EFE

CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa pidió hoy que se promuevan y tutelen los derechos de los niños emigrantes, para evitar su explotación y marginación y recordó que también Jesucristo vivió de niño la dramática experiencia del refugiado y que por ello enseña a acoger a los pequeños con respeto y amor.


Benedicto XVI así lo manifestó ante varios miles de fieles que asistieron en la plaza de San Pedro al rezo del ángelus dominical, en el que recordó que hoy se celebra la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado y que en su mensaje para la misma ha querido llamar la atención sobre los refugiados e inmigrantes menores de edad.


"Jesucristo, que de niño vivió la dramática experiencia del refugiado debido a las amenazas de Herodes, enseña a acoger a los niños con gran respeto y amor. Cualquier niño, cualquiera que sea su nacionalidad o color de piel, tiene que ser considerado como una persona, imagen de Dios, a la que hay que promover y tutelar contra cualquier marginación o explotación", dijo el Papa.


El Pontífice agregó que hay que garantizar todos los derechos a los niños inmigrantes que viven en un país extranjero y que hay que ayudarles a resolver sus innumerables problemas.


Benedicto XVI exhortó a las comunidades cristianas y a los organismos que ayudan a los menores y refugiados a "tener viva la sensibilidad educativa y cultural" hacia ellos.


Con motivo de esta 96 Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado, Benedicto XVI hizo público un mensaje en el que expresa su "preocupación" por la situación de los niños emigrantes y refugiados y ha pedido a Estados e instituciones internacionales que intervengan para garantizarles un ambiente social que permita su desarrollo físico, cultural, espiritual y moral.


El lema de esta jornada es "Los Emigrantes y refugiados menores" y en su mensaje el Pontífice señaló que la emigración es un fenómeno "que impresiona" debido al número de implicados, por las problemáticas sociales, económicas, políticas, culturales y religiosas que plantea "y por los desafíos dramáticos que supone para las comunidades nacionales y para la internacional".


"El emigrante es un ser humano con derechos fundamentales inalienables que todos deben respetar siempre", afirmó el Obispo de Roma, que agregó que aunque la Convención de los Derechos del Niño afirma con claridad que hay que salvaguardar siempre el interés del menor, "lamentablemente en la realidad esto no siempre sucede".


Añadió que aunque en la opinión pública crece la conciencia de la necesidad de una acción concreta e incisiva para la protección de los menores de edad, muchos de ellos son abandonados y corren el riesgo de ser explotados.


Benedicto XVI subrayó que vivir en un país extranjero sin puntos de referencia reales genera en los niños "innumerables trastornos y dificultades, a veces graves, especialmente a los que se ven privados del apoyo de su familia".

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