Rene Preval se reunió ayer con Hillary Clinton para planificar las acciones de ayuda de Estados Unidos.
ReutersPUERTO PRÍNCIPE.- Después de que el Palacio Nacional quedó inhabitable y su propia residencia resultó destruida, el presidente Rene Preval trata de mantener el mando de su país desde un decadente cuartel policial ubicado cerca del aeropuerto.
Los militares estadounidenses controlan el aeropuerto nacional. Los trabajadores internacionales de ayuda están preocupados por la falta de control del gobierno sobre el país. La fuerza policial haitiana está abrumada.
El sábado Preval exhibió los problemas en una reunión junto a sus ministros del Gabinete. En ese lugar otorgó una rápida bienvenida a la secretaria norteamericana de Estado, Hillary Clinton e instó a los donadores internacionales a que dejen de pelear entre sí.
El mandatario haitiano afirmó que la situación es "extremadamente difícil" y agregó que en este periodo de crisis los líderes "debemos mantenernos tranquilos para la coordinación y no acusarnos entre nosotros".
Haití es la nación más pobre de América y tiene una historia larga de corrupción, rencillas políticas y gobiernos negligentes, lo que ha llevado a décadas de servicios cuando mucho mediocres para los ciudadanos, la mitad de los cuales sobrevive con un ingreso menor a un dólar diario.
El país había avanzado lentamente en el último par de años, gracias principalmente a la presencia de nueve mil efectivos de paz de la ONU enviados para restablecer el orden tras la revuelta que derrocó en 2004 al entonces presidente Jean-Bertrand Aristide, quien actualmente se encuentra exiliado en África.
De un golpe, el sismo echó todo ese avance por tierra. Durante días, los sobrevivientes y trabajadores asistenciales se han quejado por la ausencia de la policía. Las acciones para mantener el orden han recaído totalmente en los 9.000 efectivos de paz de la ONU y de la policía internacional, que también lidian con tremendas pérdidas materiales y humanas.
En ese marco, Hillary Clinton se cuidó de decir que el gobierno estadounidense no está quitando el poder a los funcionarios haitianos. "Vamos a apoyarlos, no a suplantarlos", dijo Clinton a los reporteros que la acompañaban en su vuelo al país caribeño. Sobre sus planes para reunirse con Preval, señaló que quería "escucharlo, estar segura de que damos la respuesta necesaria".
Tras reconocer que el gobierno insiste en que su "mayor prioridad es salvar vidas", Clinton consideró que también sería bueno que el parlamento haitiano emitiera un decreto de emergencia. Semejante paso daría al gobierno haitiano una "autoridad enorme" para satisfacer las necesidades de la gente, dijo Clinton, y de delegar tareas a los gobiernos extranjeros que tratan de ayudar al gobierno haitiano.