TEHERAN.- El amor está en todas partes en las calles de Teherán en el día de San Valentín, con jóvenes de ambos sexos tomados de las manos e intercambiando rosas rojas, mientras que las tiendas se adornaron con cintas rojas, velas y globos con forma de corazón.
Olvídense de la turbulencia política, las violentas protestas, la disputa nuclear con Occidente y una galopante inflación. Hoy el romance gobierna.
"Estoy harto de la política. Este año le pedí a mi novia celebrar San Valentín más gloriosamente que cualquier año anterior", dijo Shahrokh Sedaghati, un arquitecto de 28 años, mientras buscaba un perfume para regalo en una tienda del centro de la capital.
El día de San Valentín no está prohibido oficialmente en el Estado islámico, pero los tradicionalistas han advertido repetidamente sobre una invasión cultural occidental.
Los jóvenes iraníes están demandando libertad social, empleos, vivienda y ceremonias matrimoniales menos onerosas y pago de dotes, y este día de San Valentín mostró lo fuerte de sus sentimientos.
"Los jóvenes quieren vivir sus vidas. Tienen acceso a internet y pueden ver cómo viven los jóvenes alrededor del mundo", dijo un profesor de psicología de una Universidad de Teherán.
La celebración, que conmemora a un santo cristiano, se ha convertido en una fuente de dinero para los comercios de Irán, donde más de un 60 por ciento de la población de 73 millones de personas tienen menos de 30 años.
"Se nos acabaron las rosas rojas. Incluso los adolescentes están comprando flores para sus seres amados. Hoy es un muy buen día de negocios para las florerías aquí," dijo un florista en el norte de la ciudad.
"También recibimos órdenes de iraníes que viven en el exterior que querían enviar flores a sus seres queridos en Irán", dijo. La revolución que derrocó al Shah de Irán -apoyado por Estados Unidos- hace más de tres décadas provocó un éxodo.
Los dueños de restaurantes dijeron que tenían todas las reservas cubiertas pese al hecho de que el día de San Valentín cae en medio de dos feriados religiosos chiítas.
Algunos restaurantes incluso usaron mensajes de texto para atraer a los jóvenes iraníes a celebrar con cenas románticas.
"Le compré a mi novia una caja de chocolates y la llevaré esta noche a un restaurante lujoso", dijo Saman Rahmani, profesor de inglés, de 28 años.
Irán aún está agobiada por los disturbios internos, con el liderazgo tradicionalista del Estado islámico bajo presión por su elección presidencial de junio pasado. La oposición moderada afirma que la votación fue viciada para asegurarle la reelección al presidente Mahmoud Ahmadinejad.
Funcionarios dicen que fue la votación más limpia desde la revolución islámica de 1979.
La disputa interna coincide con la presión internacional por sanciones más duras de parte de Naciones Unidas sobre el programa nuclear de Irán, que podrían dañar más a la economía del país.