Un soldado afgano se cuadra frente a la bandera de su país.
APMARJAH.- Comandantes militares afganos plantaron hoy la bandera nacional en el acribillado mercado principal de Marjah, un reducto del Talibán en el sur del país, mientras los combates seguían en otras partes de la ciudad entre insurgentes atrincherados y soldados de Estados Unidos y Afganistán.
Con la ofensiva en su quinto día, un soldado afgano trepó al techo de una tienda abandonada y levantó un largo mástil de bambú con la bandera negra, roja y verde de Afganistán. Una multitud, en la que estaban el gobernador provincial, cientos de infantes de Marina estadounidenses, y soldados afganos y algunos grupos de civiles observaron desde abajo.
Aunque los hombres en turbantes y túnicas fueron revisados al entrar, el mercado estaba en calma y los infantes dijeron que controlaban el barrio.
Aproximadamente 15.000 soldados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y del Ejército afgano participan en la ofensiva alrededor de Marjah, que tiene una población de cerca de 80.000 residentes y era el poblado más grande de la sureña provincia de Helmand bajo control del Talibán.
La OTAN espera apresurar la ayuda y activación de servicios públicos tan pronto como la ciudad sea controlada, para obtener así la lealtad de la población.
Los restos del combate estaban por todos lados. La parte trasera del edificio donde se colocó la bandera había sido destruida por una explosión. Las tiendas tenían numerosas marcas de balazos. Los puestos de verduras permanecían en pie, pero sus dueños habían desaparecido con rapidez. Vallas blancas marcaban las zonas que aún no habían sido liberadas de explosivos.
Los soldados afganos dijeron que estaban custodiando las tiendas para evitar saqueos y que esperaban que los dueños se sintieran seguros como para volver pronto.
Hoy, los infantes de Marina y soldados afganos "vieron actividad insurgente sostenida pero menos frecuente" en Marjah, principalmente ataques menores, dijo la OTAN en un comunicado.
La ofensiva de Marjah es el mayor operativo conjunto desde la invasión a Afganistán encabezada por Estados Unidos en 2001 y una prueba crucial para la reorganizada estrategia de la OTAN para enfocarse en proteger civiles en lugar de en matar rebeldes.
Unos 40 insurgentes, cuatro militares de la OTAN y un soldado afgano han muerto desde que el sábado comenzó el avance.
A pesar de las precauciones de la OTAN y de los afganos, también han muerto civiles. La OTAN confirmó 15 muertes de pobladores, pero grupos afganos defensores de derechos humanos dicen que al menos han sido 19.
Los insurgentes usan cada vez más a los civiles como escudos humanos. Disparan contra los soldados afganos desde el interior o cerca de lugares donde al parecer han ordenado a mujeres y niños que permanezcan de pie en techos o ventanas, dijo el general Mohiudin Ghori, comandante de brigada de las tropas afganas en Marjah.
"Especialmente en el sur de Marjah, el enemigo está combatiendo desde recintos donde los soldados pueden ver muy claramente a mujeres y niños en el techo o en ventanas del segundo o tercer piso", afirmó Ghori. "Están tratando de que les disparemos y matemos civiles", agregó.
Ghori dijo que las tropas han decidido no disparar a los insurgentes con civiles cerca, o avanzar mucho más lentamente para distinguir entre extremistas y civiles conforme avanzan.