Según los expertos, las cantidades de energía que proyectan los escáneres tienen efectos sanitarios ''ínfimos'' para las personas.
APPARÍS.- Los denominados escáneres corporales comenzaron a utilizarse hoy de forma experimental en el aeropuerto parisino Charles de Gaulle, con carácter voluntario para los pasajeros con destino a Estados Unidos, a la espera de que un texto legislativo fije las condiciones precisas de uso.
Los primeros en pasar por el escáner, en el terminal 2E del aeropuerto, fueron los pasajeros de un avión con destino a Miami y el responsable de la Dirección General de la Aviación Civil (DGAC), Patrick Gandil, subrayó a la prensa que se abrió "una fase de evaluación y de experimentación" que durará tres meses.
Gandil insistió en que las ondas proyectadas no atraviesan el cuerpo humano y por tanto no son peligrosas.
También puso el acento en que los viajeros pueden negarse a pasar por el escáner y optar por los tradicionales registros corporales de los agentes de seguridad.
Los agentes encargados de verificar las imágenes -se calculan de 200 a 400 personas inspeccionadas por hora- están en una sala separada físicamente de los pasajeros y para evitar suspicacias no podrán ni registrar ni almacenar los datos.
La máquina de París, de un coste algo inferior a los 200.000 euros, es similar a las otras 200 que ya funcionan en el mundo, esencialmente en Estados Unidos y Rusia, países a los que se han sumado algunos europeos (Holanda y Reino Unido en primer lugar) a petición estadounidense.
Una demanda suscitada tras un atentado frustrado la pasada Navidad cuando un nigeriano subió en Amsterdam a un avión con destino a Estados Unidos con sustancias explosivas.
El organismo público francés que garantiza la protección en el uso de datos informáticos, la CNIL, se concertó con sus homólogos europeos e insistió en que los escáneres deben utilizarse respetando las condiciones que aseguren el respeto de la intimidad y la vida privada de las personas.
En concreto, la representación del cuerpo debe ser esquemática, con el rostro y las partes íntimas desenfocados, la visualización de las imágenes se tiene que hacer en un local de acceso reservado sólo para las personas habilitadas y la conservación de esas imágenes ha de limitarse al tiempo necesario del control.
La Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria del Medio Ambiente y del Trabajo (AFSSET) emitió un dictamen favorable para la experimentación en el aeropuerto parisino, al tiempo que pidió investigaciones sobre "los efectos biológicos de los campos electromagnéticos" generados por el escáner, y en especial los efectos a largo plazo.
En cualquier caso, el experto francés de medicina nuclear y miembro de la Academia de Medicina André Aurengo confirmó que teniendo en cuenta las cantidades de energía proyectadas sobre el cuerpo, "los efectos sanitarios parecen ínfimos".