WASHINGTON.- Un funcionario del Departamento estadounidense de Defensa por lo visto tejió por su cuenta una red de espías privados en Afganistán y Pakistán bajo el pretexto de crear un programa de obtención de informaciones, publica hoy el diario "New York Times" en su edición online.
Según el rotativo, que basa sus informaciones en fuentes militares y empresariales en Afganistán y Estados Unidos, parece ser que esas personas contribuyeron a interceptar a presuntos extremistas y a liquidarles.
Michael Furlong contrató a los agentes en empresas privadas de seguridad que emplean a ex agentes del servicio secreto norteamericano CIA y a miembros de unidades especiales de las Fuerzas Armadas, prosigue el periódico.
Supuestamente recabaron información acerca del paradero de sospechosos extremistas y sobre la ubicación geográfica de sus enclaves. Los datos fueron facilitados a unidades del Ejército y a oficiales de los servicios secretos para "posibles acciones mortales" en Afganistán y Pakistán, reporta el "New York Times".
Se sabe que la CIA y las fuerzas de seguridad atacan a miembros de la red terrorista de Al Qaida y otros rebeldes islamistas con aviones no tripulados.
El hecho de que Furlong haya organizado una operación de espionaje que evidentemente no se atiene a las normas, es preocupante, dijo un funcionario estadonidense citado por el rotativo. No está claro quién supervisaba su trabajo.
En general es ilegal encomendar a empresas contratantes operaciones de espionaje como apoyo al Ejército. Además, las fuentes consultadas por el "New York Times" estiman que la red secreta probablemente se financió de forma poco transparente. Parece ser que las operaciones de Furlong ya finalizaron. Su actividad está siendo investigada penalmente por el Pentágono.