ASUNCIÓN.- El obispo de la diócesis de Alto Paraná, este de Paraguay, Rogelio Livieres, confirmó hoy la expulsión, en 2007, de tres sacerdotes de su jurisdicción eclesial por escándalos vinculados a la homosexualidad.
"El homosexualismo no es un delito (...). Lo que hicimos fue devolverles a sus superiores al ser un escándalo del pueblo, porque ellos estaban a préstamo", afirmó Livieres en Ciudad del Este, a 330 kilómetros de Asunción, en la frontera con Brasil.
Livieres, quien se negó a revelar los nombres de los expulsados, aclaró que no suspendió a los religiosos como tales sino que les retiró las licencias para "hacer misas, predicar y hacer bautismo dentro de la diócesis".
"Luego me comunicaron que a dos de ellos les suspendieron el ministerio sacerdotal y del otro no supe más nada", señaló el obispo al explicar que se recurre a este tipo de medidas "cuando el hecho toma estado público y hiere susceptibilidades de los feligreses".
Asimismo, el prelado aseguró que tampoco ha ocultado datos a la Fiscalía sobre el caso que involucra al ex párroco de Juan León Mallorquín, localidad cercana a Ciudad del Este, Mario Sotelo, que afronta una denuncia por presunto abuso sexual a un joven de 18 años.
Alcides Guzmán se ratificó el miércoles ante la Fiscalía de que fue sometido sexualmente por Sotelo durante tres meses, cuando tenía 16 años y acudió a la parroquia para el sacramento de la confirmación.
Las declaraciones de Livieres se producen en momentos de la polémica surgida tras las palabras del secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, en Chile, en las que relacionó la pederastia con la homosexualidad.
