SANTIAGO.- Ministros de la OTAN que se reunirán mañana, jueves, en Estonia debatirán el futuro de las armas nucleares para el campo de batalla y las relaciones con Rusia luego de que Washington y Moscú acordaran un tratado de reducción de armas este mes.
El acuerdo entre rusos y norteamericanos reducirá el número de ojivas nucleares "estratégicas" de largo alcance desplegadas en cerca de un 30 por ciento.
El tratado es parte de un esfuerzo mayor del Gobierno del Presidente estadounidense, Barack Obama, para impulsar las relaciones con el antiguo rival de Washington durante la Guerra Fría.
La reunión de ministros de Relaciones Exteriores de los miembros de la OTAN se centrará ahora en las 200 bombas nucleares estimadas para campo de batalla o "tácticas", emplazadas con las fuerzas aéreas de Estados Unidos y los aliados en Alemania, Bélgica, los Países Bajos, Italia y Turquía.
La coalición gobernante de Alemania, que también está interesada en impulsar las relaciones con Moscú, se comprometió en noviembre al retiro de armas nucleares estadounidenses del territorio germano.
En febrero, Alemania, los Países Bajos, Noruega, Bélgica y Luxemburgo exhortaron a un debate sobre el futuro de estas armas en Europa.
Mientras el Gobierno estadounidense quiere responder en el futuro al tema de las armas nucleares para el campo de batalla, que muchos analistas consideran obsoletas en el mundo posterior a la Guerra Fría, aún debe declarar públicamente su posición.
Sin embargo, ha destacado que cualquier decisión debe ser acordada por los 28 miembros de la OTAN.
En tanto, Rusia dice que no comenzará la destrucción de su gran cantidad de armas hasta que Washington retire sus bombas de Europa, un prospecto que preocupa al antiguo bloque de Estados soviéticos que actualmente pertenecen al organismo.
Otra aspecto clave es que cualquier medida para retirar armas nucleares de la OTAN podría llevar a Turquía a desarrollar sus propios elementos disuasivos, dadas sus preocupaciones sobre la proliferación nuclear en Oriente Medio.
La OTAN busca establecer su postura nuclear en una nueva visión estratégica que deberá ser aprobada por una cumbre en Lisboa en noviembre. Además, recalca la necesidad de un enfoque común.