LA PAZ.- El Presidente Evo Morales aseguró hoy que no vacilará en expulsar de Bolivia a la estadounidense Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID), como ya ordenó la salida del embajador de ese país y de la DEA, si aquella dependencia conspira con líderes sindicales opositores para desestabilizar a su gobierno.
Morales dijo que "no es casualidad que un ex asesor del ex Presidente (boliviano) Gonzalo Sánchez de Lozada haya sido designado por la Casa Blanca como asesor adjunto de la USAID".
Agregó que esa agencia "se ha dado a la tarea de financiar a ONGs y a fundaciones para que se infiltren en organizaciones sociales y sindicatos a cuyos dirigentes les da dinero".
"De esa manera, esas organizaciones plantean al Gobierno reivindicaciones inalcanzables para provocar problemas y generar conflictos", sostuvo Morales durante un acto en su condición de líder de los cocaleros de Bolivia.
El Mandatario inauguró esta tarde el congreso de los cocaleros en la ciudad de Cochabamba, en el centro de Bolivia, ante cientos de sus seguidores. Dirigentes de los labriegos anticiparon que reelegirán a Morales como su máximo líder.
"Así como no me ha temblado la mano para expulsar al embajador de Estados Unidos en Bolivia, Philip Goldberg, y a los agentes de la DEA, no me va a temblar para hacer lo mismo con los funcionarios de USAID", sostuvo en su discurso.
Goldberg fue expulsado en septiembre de 2008 por sospechas de conspiración y dos meses después, Morales expulsó a la agencia antidrogas DEA por supuesto espionaje.
Hoy, Morales dijo que cuenta con "informes y fotografías" de algunas ONGs que se han reunido con dirigentes de una población al norte de La Paz para promover un movimiento de protesta el mes pasado, que derivó en la muerte de dos manifestantes.
La alusión a USAID tiene que ver con la reciente designación de Mark Feierstein como administrador adjunto para Latinoamérica y el Caribe de esa agencia. Feierstein asesoró a Sánchez de Lozada en la campaña electoral que permitió al político boliviano ganar la elección en 2002, y su designación debe ser ratificada por el Congreso estadounidense.
Sánchez de Lozada vive en Estados Unidos desde que una revuelta popular forzó su renuncia en octubre de 2003. El ex Presidente tiene un juicio en Bolivia por la muerte de 63 manifestantes y el gobierno de Morales tramita su extradición.
Las duras críticas se producen cuatro días después de la visita a La Paz por parte del secretario de Estado Adjunto de Estados Unidos para Latinoamérica y el Caribe, Arturo Valenzuela, quien llegó para encaminar negociaciones con el gobierno y normalizar las relaciones entre los dos países, interrumpidas por la expulsión el embajador estadounidense.
Valenzuela no se reunió con Morales, pero calificó de auspiciosa su reunión con el canciller David Choquehuanca, quien en la oportunidad dijo que hay un avance del 99% en las negociaciones para la firma de un acuerdo que permitiría el retorno de los embajadores de ambos países.
A raíz del impasse, Washington también ordenó la salida del embajador boliviano y suspendió a Bolivia desde 2008 unas preferencias arancelarias, por considerar escasa la cooperación del gobierno de Morales a la lucha contra las drogas.
USAID financia proyectos productivos y de infraestructura básica, y fue obligada a salir hace dos años del Chapare, la zona cocalera desde donde Morales saltó a la política en los años '80.
El gobierno boliviano también obligó a Estados Unidos a suspender unos programas por sospechas de financiar a sus opositores.
Hoy, Morales recordó que el ex Presidente Jimmy Carter (1977-1981) le prometió en diciembre pasado que regresaría a Bolivia para cosechar coca y pidió a los cocaleros prepararse para recibirlo, pero no precisó la fecha de la visita.