Canciller argentino llama a no politizar litigio con Uruguay por planta de celulosa

BUENOS AIRES.- El canciller argentino, Héctor Timerman, llamó este viernes a no politizar el litigio con Uruguay por la instalación de una planta de celulosa en la margen uruguaya de un río fronterizo, en declaraciones a través de las redes sociales Twitter y Facebook.

"Desde el inicio del diferendo siempre hemos dicho que estamos hablando de un tema de control ambiental. Sigo pensando igual. No es un problema político y no debemos politizarlo", dijo Timerman.

Agregó que la disputa "debe resolverse dejándolo en manos de científicos que estudien y monitoreen el impacto en el Río Uruguay de las actividades industriales y agrícolas que se desarrollan en ambas márgenes del río".

Las reflexiones de Timerman fueron publicadas este viernes poco antes de cumplirse el plazo de 48 horas que había pactado con el canciller uruguayo, Luis Almagro, para volver a reunirse en Montevideo.

Timerman y Almagro comenzaron a analizar el miércoles en Buenos Aires sendas propuestas basadas en un fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, del 20 de abril, sobre el diferendo bilateral a raíz de la instalación de la planta de celulosa finlandesa UPM (ex Botnia) en la costa oriental del fronterizo río Uruguay.

"Hemos decidido abrir al control científico, y sólo científico, a todos los establecimientos industriales y agrícolas que estén sobre ambas márgenes del Río Uruguay y en primer lugar la planta de Botnia-UPM, así como aquellos que se instalen en el futuro", señaló el canciller argentino a través de Facebook.

Insistió en que "no pedimos (a Uruguay) nada que no estemos dispuestos a ofrecer", y explicó que "Argentina ofrece extender el mismo control (que el que se aplicará sobre la planta de celulosa) a todo el río Uruguay y a ambas márgenes".

Argentina y Uruguay pretenden poner fin a un conflicto ambiental que lleva seis años y que tensó la relación bilateral, en especial por el corte de ruta en el principal paso de frontera que ambientalistas argentinos mantuvieron durante tres años y medio, en rechazo de la planta que consideran contaminante.