EFE
LA PAZ.- El Gobierno de Bolivia y los líderes de la huelga cívica de Potosí iniciaron las negociaciones para poner fin a la protesta que se ha extendido por 17 días, paralizando a grandes mineras operadas por empresas extranjeras.
Ambas partes expresaron su disposición para firmar un acuerdo, que aliviaría tanto a la minería- principal actividad económica regional- como a miles de pobladores de la región, que están al borde de caer en actos de violencia por la escasez de alimentos y productos.
La huelga se inició por un diferendo limítrofe entre Potosí y el también departamento andino de Oruro y forzó la suspensión casi total de las operaciones de las filiales en Bolivia, puntualmente de la estadounidense Coeur D'Alene, la suiza Glencore y la japonesa Sumitomo, que explotan plata, zinc y plomo.
El ministro de la Presidencia, Óscar Coca, dijo al instalar el diálogo en la ciudad de Sucre que el Gobierno tenía respuestas para todas las demandas, que iban desde la reactivación de una industria metalúrgica, hasta la construcción de una fábrica de cemento y un nuevo aeropuerto.
"El Gobierno quiere un acuerdo lo más rápido posible para poner fin a una protesta que siempre consideramos injustificada y a la angustia y sufrimiento de miles de potosinos perjudicados por el bloqueo", afirmó Coca.
Por su parte, el líder cívico potosino Celestino Condori dijo que su presencia en la reunión era "una muestra de buena voluntad" y "un mandato del pueblo de Potosí, que pide diálogo y soluciones verdaderas".
El diálogo fue abierto formalmente al cabo de un día de discusiones durante las cuales la delegación potosina, presionada también por sectores de su mismo distrito, desistió de exigir la presencia del Presidente Evo Morales.
Aún no existen cifras precisas de las pérdidas que el conflicto ha ocasionado a la minería, sin embargo, fuentes gubernamentales estiman que se trataría de "decenas de millones de dólares".