LONDRES.- El ministro italiano de Exteriores, Franco Frattini, critica a Francia y Alemania por intentar "preconizar" acuerdos que luego presentan al resto de los socios comunitarios.
En declaraciones al diario Financial Times, Frattini propone el establecimiento en cambio de un "grupo de vanguardia" de seis países, los mayores de la UE, entre los que estarían España y Polonia, para ampliar el proceso consultivo.
"Las decisiones preconizadas que se ponen en la mesa para que otros las tomen o las dejan no son aceptables para Italia u otros grandes actores", explica el ministro, según el cual "puede haber consultas, pero sin que París o Berlín nos presenten decisiones preconizadas".
El jefe de la diplomacia italiana se refiere en concreto a la reunión del pasado 18 de octubre en Deauville entre el presidente francés y la canciller federal alemana justo en el momento en que los ministros de Finanzas de la UE celebraban su última sesión negociadora con el presidente permanente europeo, Herman van Rompuy.
Varios diplomáticos europeos se han referido en privado al resentimiento existente hacia el eje franco-alemán que, en su opinión, socavó la labor del grupo de trabajo presidido por van Rompuy para elaborar nuevas directrices presupuestarias destinadas a evitar una nueva crisis como la de Grecia.
El grupo de vanguardia propuesto por Frattini lo integrarían Francia, Alemania, Reino Unido, España, Italia y Polonia, y se ampliaría a otros países de la UE según los temas a tratar.
Frattini cita como precedente la reunión anual de ministros del Interior de esos seis países.
Berlín niega, sin embargo, que el acuerdo de Deauville con París fuera una imposición a los otros socios comunitarios.
Según diplomáticos alemanes, fue sólo un paso necesario para garantizar la aprobación de Francia a negociar ciertos cambios en el tratado de la UE y facilitar así su discusión en la cumbre comunitaria de la pasada semana.
Esos diplomáticos afirman que la Canciller alemana, Angela Merkel, telefoneó a dieciséis o diecisiete de sus colegas durante las negociaciones previas a la cumbre.
Merkel y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, quieren que se establezca un mecanismo de sanciones políticas y fiscales para obligar a los países de la UE a cumplir reglas más rigurosas sobre la deuda y el déficit en la zona del euro, algo que no puede hacerse sin cambios substanciales en el tratado.
Según Frattini, Italia y otros gobiernos se opondrán a cualquier cambio substancial en el tratado de Lisboa que requiera su ratificación por los parlamentos o en referendos nacionales porque, advierte el ministro italiano, sería como abrir "la caja de Pandora".
