SIDNEY.- Nueva Zelanda dedicó hoy dos minutos de silencio a los 29 mineros muertos el pasado mes tras dos explosiones en un yacimiento de carbón en la Isla Sur, el peor desastre vivido en el país en un siglo.
El primer ministro, John Key, se encontraba entre los 11.000 asistentes a un servicio religioso celebrado en Greymouth, en la cordillera de Paparoa, cerca de la mina de la empresa Pike River donde ocurrió el fatal accidente.
"Podemos ver sus rostros, podemos ver sus hobbies, a sus seres queridos, sus intereses, todo está allí. No eran sólo nombres, eran personas", afirmó Tim Mora, el sacerdote encargado de la ceremonia emitida por televisión.
Una hilera de 29 mesas representaban a cada minero con un casco, una lámpara y objetos de recuerdo dejados por sus familiares y amigos.
Los mineros quedaron atrapados bajo tierra por culpa de una explosión de gas metano el pasado 19 de noviembre y fueron dados por muertos cinco días después tras otro estallido.
Todos eran neozelandeses salvo tres británicos, dos australianos y un sudafricano, tenían entre 17 y 62 años y el más joven se encontraba en su primer día de trabajo.
Las autoridades, que están investigando las causas del accidente y la seguridad de las cuatro explotaciones de carbón que hay en el país, reconocen que tardarán meses en recuperar los cuerpos.
Tras la primera explosión, los mineros se quedaron atrapados a unos 150 metros de profundidad pero a 2,5 kilómetros de la entrada de la mina, bajo un conducto subterráneo que pasa por debajo de la cordillera de Paparoa que se hundió de manera horizontal.
Se trata del segundo mayor accidente minero de la historia de Nueva Zelanda y el peor desde 1896, cuando 65 personas fueron sepultadas por otra sacudida de gas metano cerca del mismo yacimiento.