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Entendiendo las elecciones en Egipto: Votantes eligen más Islam tras revueltas sociales

Los islamistas obtuvieron el 70% de los escaños del nuevo Parlamento. Las "juventudes Facebook", en tanto, sólo obtuvieron el 2%.

21 de Enero de 2012 | 11:20 | Anne-Beatrice Clasmann, DPA
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Según la analista, es probable que las protestas continúen en Egipto. En la foto, manifestantes protestan contra la Junta Militar en la plaza Tahrir el pasado 30 de diciembre.

EFE, archivo

EL CAIRO.- El nuevo Egipto se sitúa en algún lugar del espectro político entre Turquía y Arabia Saudí, tras las elecciones celebradas en el país.


Los egipcios, cansados de décadas de mala gestión y represión, votaron "verde", el color de la esperanza, pero también el color del islam. Los electores otorgaron a los islamistas más del 70% de los escaños del nuevo Parlamento, junto con la esperanza de una revolución social.


La gente que votó a los defensores de la "Sharía" o ley islámica del partido Al Nur o a los islámicos conservadores Hermanos Musulmanes quieren en general una mayor participación del Estado en la vida individual, tanto en cuestiones morales como económicas. Dicho a groso modo, quieren menos alcohol, más clases de religión, más construcción de viviendas sociales y cantantes en televisión con velo.


En el ámbito internacional, los partidos islámicos no anularán el contrato de paz con Israel, pero todo indica que las relaciones con el Estado judío vecino continuarán enfriándose.


Las llamadas "juventudes Facebook" que el año pasado tuvieron el valor de hacer frente a la clase dominante, se han quedado con las manos vacías, con el dos por ciento de los escaños en el primer parlamento que se forma en el país tras la dimisión del presidente Mubarak.


Su fracción es incluso menor que la de los llamados "restos del antiguo régimen". También las mujeres y los cristianos, ahora aún menos representados políticamente que bajo el régimen de Mubarak, están del lado de los perdedores.


Lo que está por venir


Y aún no está claro qué papel desempeñará Egipto en la política regional del futuro. Antes de que no entre en vigor una nueva Constitución, en cuya formulación trabajará ahora el Parlamento, nadie sabe si será la mayoría del Parlamento la que vote al futuro gobierno o si lo hará el próximo presidente del país, que saldrá de las urnas en junio.


Los Hermanos Musulmanes quieren que sea el parlamento quien decida sobre el gobierno, pero un diputado del partido Al Nur señaló esta semana que sería mejor que el parlamento no eligiera al gobierno, sino que sólo controlara el trabajo de los ministros.


También será decisiva la forma en que el nuevo gobierno y el futuro presidente quieran solucionar los grandes problemas económicos del país, pues los disturbios de los últimos meses espantaron a los inversors internacionales.


El turismo suponía en sus buenos tiempo el 11% del producto interno bruto (PIB) y el 12,5% de los puestos de trabajo, pero desde el inicio de la "revolución del 25 de enero" el sector ha perdido el 30% de sus ingresos.


Además, después de que el gobierno de transición declarara el año pasado que no necesitaba ayuda financiera, finalmente ha pedido al Fondo Monetario Internacional un crédito por 3.200 millones de dólares.


Los riesgos de los nuevos tiempos son vistos también por Zahi Hawass, ministro de Antigüedades de la época Mubarak. "Tanto nuestra economía como nuestros bienes antiguos dependen de que vuelvan los turistas, ya que hay que pagar de alguna forma los trabajos actuales de restauración", escribió en su blog.

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