El acróbata se ve diminuto frente al imponente escenario natural que se atrevió a desafiar.
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TORONTO.- Nik Wallenda se convirtió hoy en la primera persona que logra cruzar las cataratas del Niágara caminando sobre un cable situado a más de 60 metros de altura los más de 500 metros que unen las dos orillas.
El trapecista completó la arriesgada caminata en poco más de 25 minutos, en medio de la noche y ante una multitud de miles personas que acudieron al conocido accidente geográfico situado en la frontera entre Estados Unidos y Canadá.
Wallenda inició su histórica prueba la noche del viernes en el lado estadounidense de la catarata Horseshoe ("herradura"), la mayor y más conocida de las caídas de agua que componen las cataratas.
El equilibrista, que forma parte de una de las dinastías de trapecistas más conocidas de Estados Unidos, llegó al lado canadiense entre los gritos de alegría de la multitud.
"Gracias, Jesús"
El momento más peligroso ocurrió en el punto medio del recorrido, donde es más intenso el "muro" de rocío generado por los más de 2 millones de litros de agua que caen cada segundo: la espesa neblina de gotas de agua limitó severamente la visibilidad del acróbata.
Al mismo tiempo, la humedad acumulada sobre el cable, que tenía sólo 5 centímetros de ancho, aumentó el riesgo de un resbalón fatal.
Durante la caminata, Wallenda fue capaz de hablar con su padre, Terry, con quien estaba conectado por radio.
"Lo único con lo que no estoy contento es el péndulo donde está la estación meteorológica", comentó Wallenda a su padre, refiriéndose a un dispositivo colgado del cable sobre el que caminaba. Luego repitió la frase "gracias, Jesús".
"Era muy difícil concentrarse. El viento en una dirección, el rocío en otro. Ese viento era realmente un desafío, más de lo que esperaba", reconoció.
Luego de sobrepasar el sitio peligroso, el equilibrista inició un lento ascenso, completamente empapado de agua por el rocío, hasta llegar al lado canadiense de Horseshoe.
A los 20 minutos del inicio de su caminata, Wallenda entró en el lado canadiense de la catarata. Todavía tenía por delante otros 10 minutos, literalmente cuesta arriba.Tras pasar el ecuador de su caminata, el trapecista fue preguntado cómo fue el paso por la pared de rocío en el centro.
A pocos metros del final, poco antes del minuto 24, Wallenda se paró, se inclinó sobre el cable y levantó un puño en señal de triunfo tras superar el tramo más complejo.
Los últimos pasos los dió casi corriendo sobre el cable, antes de ser recibido por las autoridades migratorias canadienses para formalizar la obligación burocrática de presentar su pasaporte.
Cuando una agente le lanzó la pregunta de rigor: "¿Cuál es el propósito de su visita (a Canadá)?", el artista respondió: "Inspirar a gente de todo el mundo".
Una familia en la cuerda floja
El bisabuelo del acróbata y fundador del team familiar, Karl Wallenda, falleció en 1978 mientras intentaba cruzar los más de 90 metros que separan los dos edificios del Hotel Conrad de San Juan, en Puerto Rico, luego de una larga carrera de hazañas sobre el cable.
El año pasado, el propio Nik y su madre, también equilibrista, realizaron ese mismo recorrido para rendirle un homenaje.
La familia, conocida en Estados Unidos como "The flying Wallendas" ("Los Wallendas voladores"), sufrió varias veces las consecuencias de su arriesgada actividad. A principios de los '60 una presentación de la "pirámide de sillas" sobre el cable finalizó con un accidente que mató a un yerno y un sobrino de Karl.
Varias ramas del grupo familiar continuaron con la tradición, que llevó a la "marca" Wallenda a inscribirse en los récords de Guinness.