La nueva norma busca proteger del maltrato a los animales domésticos en Panamá.
AP (imagen de archivo)
PANAMÁ.- El Presidente panameño, Ricardo Martinelli, promulgó una dura ley de protección a los animales domésticos que obliga a sus propietarios a "prestar atención, cuidado y protección" a sus mascotas.
También establece sanciones que van de 100 a 1.000 dólares, además de trabajo comunitario, a quienes vulneren la norma y el rescate del animal.
Martinelli había vetado parcialmente el texto original de la norma el mes pasado, y la Asamblea Nacional, de mayoría oficialista, acogió las observaciones antes de reenviarla.
La normativa establece que el comercio con animales domésticos se permitirá siempre que la exhibición y venta se lleven a cabo en locales con instalaciones adecuadas para cada especie y se cumplan con los reglamentos sanitarios.
"No se permite la venta de estos animales domésticos en vía pública", advierte el texto.
También consigna la aplicación de sanciones "por conductas que constituyen actos de maltrato o crueldad contra animales domésticos, así como el rescate del animal y su traslado hacia una asociación protectora de animales o albergue municipal con miras a brindarle custodia, atención y seguridad".
En caso que resulte necesaria "la muerte de un animal, esta medida deberá ser aplicada por un médico veterinario idóneo utilizando un método instantáneo, indoloro y no generador de angustia", señala un artículo.
También prohíbe la experimentación o cualquier tipo de pruebas en animales con fines comerciales o cosméticos.
Asimismo, de ahora en adelante, en Panamá todo perro o gato doméstico deberá ser identificado con una placa que lleve su nombre y el teléfono del propietario.
La normativa no permite las peleas de perros, las carreras entre animales (excepto de caballos) y las lidias de toros, ya sean de estilo español o portugués, entre otros preceptos.
Las faltas o delitos contra los animales definidos por la ley incluye lesiones, actos de crueldad, actos de zoofilia, el abandono, no alimentarlos, no asearlos o enjaularlos inadecuadamente.
