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Los peores ataques con armas químicas y las incógnitas que genera su uso en Siria

Miles de personas han sufrido las consecuencias de este tipo de armamento no convencional en el mundo, desde la I Guerra Mundial. Los episodios más trágicos han ocurrido en conflictos entre países.

24 de Agosto de 2013 | 12:05 | Por Alfonso González, Emol

SANTIAGO.- El pasado miércoles un ataque con supuestas armas químicas en Siria dejó, según cifras de la oposición, 1.300 muertos, entre ellos centenares de niños, en uno de los capítulos más crueles del conflicto que ya ha dejado cerca de cien mil víctimas fatales.


Mientras el régimen ha negado tajantemente su uso, varios miembros de la ONU, entre ellos Francia, Inglaterra, Estados Unidos y Turquía, sospechan que las fuerzas de Bashar al-Assad sí utilizaron esas armas en la "masacre".


Hasta el momento, algunos expertos dicen que un agente nervioso pudo haber sido usado y docenas de videos amateur sobre el presunto ataque químico están disponibles en Internet.


Las imágenes muestran gente con convulsiones o botando espuma por la boca o la nariz. La mayoría de ellos no tiene señales de sangre o laceraciones. Sin embargo, tienen los ojos rígidos y vidriosos, con las pupilas aparentemente contraídas, lo que sería un indicador claro de la presencia del gas.


"La catástrofe es de grandes proporciones. La escala de fallecidos es masiva. Hemos agotado nuestros suministros de atropina e hidrocortisona en Jobar. El número de heridos y muertos entre niños y civiles es enorme. La cantidad de niños era tremenda. Por mis manos pasaron 50 niños muertos", relató el miércoles un médico del Jobar Medical Point.


Lo ocurrido en el país asiático no es el único caso de muertes masivas debido al uso de armamento no convencional. La historia del siglo XX ha sido fiel protagonista de los peores episodios, desde guerras entre países hasta conflictos locales, en los que quedaron al descubierto las graves consecuencias de su utilización.


La directora del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Universidad de Santiago, Olga Ulianova, señala que la primera y única vez que se usaron a gran escala las armas químicas fue durante la I Guerra Mundial.

En ese periodo Alemania participó con agentes químicos en la batalla cuando abrió contenedores de cloro frente a tropas francesas, canadienses y argelinas en la ciudad belga de Ypres, dejando que el viento expandiera el gas. Hacia el final de ese conflicto en 1918, la cantidad estimada de muertos por el uso de armas químicas -fundamentalmente cloro, fosgeno y gas mostaza- fue de alrededor de 90 mil.

Pese a la efectividad del ataque, la académica precisa que "las partes beligerantes se dieron cuenta que en una guerra convencional, el uso de armas químicas es perjudicial incluso para sus propios efectivos".

Otro ataque tuvo como protagonistas a las fuerzas militares niponas , que desconociendo los tratados que prohibían su uso, utilizaron armas químicas como cloropicrina y gas mostaza contras las tropas chinas entre 1937-1945, aunque evitaron usarlas contra países occidentales en la II Guerra Mundial.

Asimismo, en la guerra Ditalo-Abisinia en 1935-36 e ignorando el Protocolo de Ginebra de 1925, Italia diseminó gas mostaza durante su invasión a Etiopía . Cerca de 15 mil personas habrían fallecido por el gas venenoso.


En la guerra entre Irán e Irak en 1980-1988, el entonces líder iraquí Saddam Hussein ordenó a sus fuerzas militares, escasamente entrenadas, para que utilizaran gas mostaza y agentes nerviosos contra las tropas terrestres iraníes, provocando más 20 mil fallecidos, mientras que otros miles debieron someterse a tratamiento médico.


Ya cuando en marzo de 1988 finalizaba el conflicto, después de que algunas guerrillas kurdas se unieran a una ofensiva iraní, aviones de guerra iraquíes bombardearon con los mismos químicos la localidad kurda de Halabja en Irak, cerca de la frontera con Irán, causando la muerte de otras cinco mil personas, la mayoría civiles.


Ulianova explica que las armas químicas también han sido utilizadas en distintas partes del mundo como parte del terrorismo de Estado contra los ciudadanos o en conflictos internos de un país.

Precisamente, también en Japón la secta Aum Shinrikyo o Suprema Verdad perpetró dos ataques con gas sarin, uno en Matsumoto -en la región central del país- y otro en el subterráneo de Tokio, causando un total de 20 muertos y miles de heridos. Ese incidente volvió a poner la atención del mundo en el posible uso de armas químicas por parte de terroristas.

Uso de armas químicas en Siria


Si bien las imágenes que se han divulgado tras lo ocurrido en Siria son más elocuentes que los registrados hace un tiempo y denunciados por la oposición al régimen, la experta en relaciones internacionales de la Universidad de Santiago prefiere mantener la cautela respecto del posible uso de armas químicas.


"Se supone que existen (en Siria), pero hasta ahora nunca han sido usadas. Tenemos imágenes que son muy características, pero no son definitivas de las personas supuestamente afectadas. Tampoco conocemos a través de qué forma fueron dañadas. Pero si efectivamente se usó este tipo de armas, hablamos de una bestialidad enorme", asegura.

"Sin embargo –añade- puede que este conflicto sea de menor intensidad –respecto a la cantidad de muertos- y que el resto sea una puesta de escena, porque en este tipo de conflictos esas cosas se han dado en múltiples ocasiones".

En esa línea, explica que "al Gobierno (sirio) no le sirve para nada usar armas químicas, porque el Gobierno está ganando (tras reconquistar zonas claves). Por otro lado, con la misión de Naciones Unidas que está allá, es una acción más o menos suicida usar armas químicas".

"Lo más importante hoy día es que los organismos independientes como Naciones Unidas investiguen lo que sucedió", concluye.

Siria no ha firmado pacto

El régimen de Bashar al-Assad -junto a Corea del Nore, Egipto, Sudán del Sur, Angola y Somalia- es uno de los que no ha firmado el tratado de la Convención sobre las Armas Químicas, que prohíbe cualquier uso de este tipo de armamento de destrucción masiva.

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