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Procurador general de México explicó polémicos dichos tras ejecución de los 43 estudiantes

Jesús Murillo Karam señaló en la conferencia de prensa "ya me cansé", lo que generó mucha repercusión en el país, pero señaló que esa frase la dijo por estar aburrido de la violencia en el territorio mexicano.

10 de Noviembre de 2014 | 18:18 | DPA
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Jesús Murillo Karam.

EFE
CIUDAD DE MÉXICO.- El procurador general de México, Jesús Murillo Karam, justificó este lunes su polémica frase de "ya me cansé", que ha sido retomada por manifestantes y en redes sociales como una consigna contra la violencia y la impunidad en México.

Un demacrado Murillo Karam utilizó la frase el viernes durante una conferencia de prensa con la intención de declinar más preguntas de periodistas después de más de una hora haciendo una reconstrucción de hechos del presunto asesinato y calcinamiento de 43 estudiantes desaparecidos en México.

"Cuando dije 'estoy cansado' es que estoy cansado de eso, estoy cansado de esa violencia brutal, lo he vivido", dijo el procurador a la cadena Televisa. "Sí, me cimbra" (me sacude), aseguró.

Además, dijo que llevaba muchas horas sin dormir y estaba interiormente conmovido por un encuentro que acababa de sostener con los padres de los jóvenes.

"La verdad es que cuando los oyes te estremeces ante la impotencia de no poderles dar una verdad inmediata", añadió. "No es un problema de vigor, es un problema de sentimiento".

Antes de informar a los medios, Murillo Karam se había entrevistado con los padres de los estudiantes en la ciudad de Chilpancingo, 280 kilómetros al sur de la capital, para darles los pormenores de las investigaciones.

"No tengo por qué decir mentiras, soy tan humano como cualquiera y también me canso. Llevo 30 días durmiendo cuatro horas y ese día tenía 40 horas", indicó.

El "yo me cansé" se convirtió en tendencia en las redes sociales después de la conferencia de prensa y en una consigna en carteles y marchas de protesta por la desaparición de los estudiantes, que tuvo lugar el 26 de septiembre en Iguala, después de ser entregados por policías a un grupo criminal.