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Santiago: Miércoles 24 de abril del 2024 | Actualizado 09:38
RÍO DE JANEIRO. - Doce banderas de Brasil manchadas de rojo fueron puestas hoy en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, para recordar a los doce niños muertos el pasado jueves, cuando un hombre invadió el colegio donde estudiaban y comenzó a disparar.
La protesta, organizada por la organización no gubernamental "Río de Paz" y apoyada por la ONG "Viva Río", reunió a unas 70 personas que pedían una acción más efectiva del gobierno en el combate al tráfico de armas y de munición.
Según un estudio hecho por Viva Río en conjunto con el Ministerio de la Justicia, existen actualmente en circulación en Brasil unos 16 millones de armas de fuego, de las cuales 7,6 millones son ilegales.
Las fuentes oficiales apuntan que 14 millones de armas están en manos de civiles y el 5,7 por ciento de ese total está en el estado de Río de Janeiro. Además de eso, el estudio indica que 40 por ciento de esas armas son ilegales.
En 2005, un referéndum consultó si el comercio de armas de fuego y municiones debería ser prohibido en el país y encontró un 63,94 por ciento de gente desfavorable al desarme de la población civil.
Las víctimas recordadas por la protesta de esa tarde fueron asesinadas por Wellington Menezes de Oliveira, 24 años, quien, según la policía, no tenía vínculos con el crimen organizado y tampoco tenía autorización para portar armas.
Ex alumno del colegio municipal Tasso de Oliveira, en Realengo, el joven ingresó armado a las aulas y abrió fuego a quemarropa. Doce estudiantes murieron y al menos 18 han ingresado en los centros hospitalarios con heridas a bala.
La masacre terminó cuando un agente de la policía militar, que recibió el aviso de un alumno herido que escapó a la calle, entró en la escuela e hirió el asesino en la rodilla. Según la policía, al verse herido, Oliveira puso fin a su propia vida con un tiro en la cabeza.
