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Lafourcade, su nieta y el gato

Este miércoles, en la Feria del Libro, el escritor presenta "Otro baile en París", novela surgida de la inquietud-orden de su nieta Dominique, tras un primer encuentro personal en la capital gala. Aquí habla sobre este trabajo, el carácter de los gatos y las novedades que lleva a la cita cultural santiaguina.

31 de Octubre de 2000 | 14:21 | Marcelo Cabello, Emol.com
SANTIAGO.- Será un día especial el 1 de noviembre para Enrique Lafourcade, más allá de la conmemoración del Día de Todos los Santos. Más allá de que sea feriado; lo especial corre por cuenta de su descendencia, en este caso su nieta Dominique que fue el acicate para escribir Otro baile en París.

Y todo por un hecho circunstancial, ocurrido en la capital gala, y que este miércoles, a miles de kilómetros de distancia, se dará a conocer públicamente en papel, en el marco de la Feria Internacional del Libro. Es la historia del abuelo, la nieta y el gato, "trama como de novela infantil con una atmósfera como, no es igual de ninguna manera, pero con ciertas aproximaciones a la atmósfera de Alicia en el país de las maravillas".

¿Cómo nace la idea de "Otro baile en París"?

"De un petitorio de una nieta. Se trata de una nieta que no conocía, que vive en Alemania, hija de mi hija mayor, Dominique, y que lleva su nombre -se llama Dominique Unger Lafourcade- y yo me encuentro en París con ella; ellos viven en Frankfurt y van a París. Hay una cita en un lugar emblemático, La isla de Francia, de la cité, se llama en realidad, ahí, en el puente nuevo nos quedamos de juntar con mi hija, mi yerno y la pequeña Dominique...".

...A quien no había visto jamás...

"Nunca. Tenía cuatro años la chica, muy linda, que está en la portada de mi libro. Me mira, me pregunta quién soy, le digo que soy su abuelo; me pregunta, sin gran entusiasmo, qué es lo que hago, le digo que soy escritor. Después, en vista que no reaccionaba con gran interés, le digo que además de escritor, soy gato. La entusiasmo, le interesa mucho y me da una especie de orden, me dice escríbeme un libro sobre el abuelo-gato. Es la petición de ella".

Los gatos son repúblicas independienes, entidades autónomas y tienen la inmensa gracia sobre los perros de que no hay gatos policiales, afirma Lafourcade.¿Por qué se le ocurre aquello de ser gato?

"Bueno, a los niños los gatos le interesan mucho más que los escritores, a los grandes también. Entonces, yo cumplo esa promesa, me demoro un poco, un año, y escribo esta novela de un abuelo que va a encontrarse con su nieta, eso es inventado, en París, que la nieta no llega, se pierde; el abuelo se enferma en la estación... mejor no cuento nada la trama del libro, porque si no, no lo va a comprar nadie. Y la nieta se la lleva el viento, en fin, pasan muchas cosas, va a parar a la Torre Eiffel, ahí aparecen los gatos de todo el mundo, que se reúnen cada mil años en la Torre Eiffel".

Continúa el autor Palomita blanca: "Ahí se arma una trama como de novela infantil con una atmósfera como, no es igual de ninguna manera, pero con ciertas aproximaciones a la atmósfera de Alicia en el país de las maravillas".

¿Y cómo es, don Enrique, su relación con los felinos?

"Tuve gatos persas, sí. Por ahí dije que no nos hablamos, pero nos topamos con respeto".

Es verdad que uno no es dueño de los gatos, sino que ellos son nuestra compañía...

"Sí, plenamente. Los gatos son repúblicas independienes, entidades autónomas y tienen la inmensa gracia sobre los perros de que no hay gatos policiales. Es un mérito enorme, no violencia, tienen la paz y la independencia".

¿Investigó a su nieta, a los mininos, para este trabajo?

"Sobre mi nieta nada, pues no había tanto que certificar, pero sobre los gatos, mucho. Llevo años leyendo sobre los gatos, tengo una pequeña biblioteca gatuna, debo tener 40 ó 50 libros, y toda la cultura de los gatos, la cultura egipcia, especialmente, me ha parecido de enorme interés".

¿Qué le pareció reencontrarse con la literatura infantil?

"El libro es y no es un cuento infantil, igual que Alicia en el país de las maravillas. Los niños pueden leer una parte del libro y los grandes, la otra. Aparecen también personajes mágicos como André Breton, la amada imaginaria de él, y dos poetas chilenos que van a París a buscar a Breton, dos grandes amigos míos, ya muertos, que son Braulio Arenas y Jorge Teillier, que son protagonistas de mi novela. Entonces es una mezcla de fantasía y realidades, memorias, intenciones, de todo un poco".

En esta realidad, ¿recibió la crítica literaria de su nieta?

"Ella recibió el libro, lo está leyendo con algunas dificultades, no sabe mucho español, habla alemán y francés. Mi hija se lo está leyendo y explicando algunas situaciones, y me mandó ya una carta con Pablo Hunneus que andaba por esos lados, en que me dice que está terminando el libro y le gusta mucho ¡Salvamos! (se ríe), toda mi trayectoria de escritor llegó a su consagración, es el Premio Nobel, me importaba su crítica, muchísimo más que la de cualquier crítico chileno".

¿Qué expectativas, más allá de la venta del libro, espera de la Feria del Libro?

"Tengo un stand en la feria, dedicado en buena parte a mis libros, como 30 títulos. Tengo, entre otros, este libro y una nueva edición que acabo de sacar de Carlos Gardel, mejor que nunca, con mucho material nuevo, documentos, información, biografías, un libro útil para la gente que ama a Gardel. Los gatos y el tango me interesan muchísimo, mucho más que la política y el fútbol. Tendré libros a tres mil pesos dedicados por el autor, así que acérquense".
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