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Un año más... qué más da 29/12/2000

29 de Diciembre de 2000 | 00:00 |
Tommy Rey, la voz más emblemática de la fiesta y el trasnoche, es un hombre tranquilo. No baila, hace años que no toma alcohol y debe ser el único chileno que se estresa para el Año Nuevo. Pero como no hay fiesta sin sus cumbias, tiene que seguir adelante... Y ya son 20, son 30 y ya casi 40 los años que lleva avivando la cueca.

Por Pablo Márquez F.
(29/12/2000)


Patricio Zúñiga Jorquera (56) anda algo preocupado por estos días. Su suegra, previsora, le ha dicho hasta el cansancio que, si no baja los 15 kilos que tiene de más, la hipertensión le puede jugar una mala pasada.

"El problema es que, usted sabe, con mi sistema de vida es muy difícil bajar de peso", se justifica la voz más famosa de la música bailable nacional. "Imagínese... Terminamos un show a las cuatro de la mañana, nos subimos a la camioneta y en la primera estación de servicio comemos hamburguesas o completos. Así no se puede".

El que se confiesa es Tommy Rey, el apodo de este cantante símbolo de la fiesta, quien lleva 38 años entonando cumbias y salsas sobre los escenarios y al que cada vez se le hace más difícil seguir una dieta efectiva.

A principios de los 60, cuando figuraba como percusionista de la banda de los Hermanitos Palacios - luego transformada en la mítica Sonora Palacios, de la que fue su vocalista durante 20 años antes de formar su propia sonora, la de Tommy Rey- , "era más flaco que los timbales". El músico lo comprueba revisando algunas fotos de archivo y, claro, el trasnoche ha dejado sus huellas.

Pero, la verdad, no es sólo el efecto secundario de la profesión de toda su vida lo que le quita el sueño cuando faltan pocos días para la llegada del 2001.

Lógico, porque, como cada fin de año, la madrugada del lunes tendrá la ruda misión de hacer bailar y cantar a todos los comensales de las dos fiestas que animará con motivo de los festejos de la vuelta del calendario - en la discoteque Punta Juárez, en Maipú, y en el Centro de Eventos CasaPiedra, en Vitacura- .

"Siempre me pongo nervioso en esta fecha. Quiero que todo salga bien, que no se presente ningún problema de última hora en un día tan importante para todo el mundo... No lo disfruto mucho, porque hay que pensar en el trabajo y no es como estar feliz en la casa. Como que me estreso el día del Año Nuevo".

- Qué extraño, un stress por entretener en el día en que todos quieren pasarlo bien...

"Una cosa es vivir de la fiesta y otra muy distinta es vivir la fiesta... Trabajamos y tocamos mucho, hasta cuatro salidas en un baile, pero tenemos el cuidado de no tomarnos la noche para nosotros. De otra forma, todo esto se transformaría en jarana y dejaríamos de tocar bien, como le ha pasado a otros tantos grupos".

- Pero alguna vez se habrán tentado: un trago de más, una chica bonita...

"Sí, pero eso se fue quitando con el tiempo. Ahora la cosa es más responsable... A estas alturas del partido, somos cuidadosos en todo sentido y tratamos de tener un buen comportamiento y no tomarnos la fiesta".

- En la sonora hay varios jóvenes, incluso uno de sus hijos, ¿hay reglas de comportamiento para los más nuevos?

"Sí, pero ellos ven la forma en que nos comportamos los más viejos y se dan cuenta inmediatamente de lo que no hay que hacer y no se descuadran... Solamente imponemos andar bien presentados, llegar a la hora y cuidar su imagen. No son grandes exigencias, pero es lo justo y necesario".

- Debe ser difícil. Noche de Año Nuevo, autógrafos, mujeres que se acercan al escenario con ciertas intenciones...

"A los más jóvenes del grupo les pasa, porque es natural, pero a mí no... La gente a mí me saluda cariñosamente, hay mucho respeto por todos estos años de carrera. Las niñas se me acercan, se me tiran encima, me abrazan, me piden autógrafos, me gritan ¡ídolo, maestro! y eso, la verdad, todavía me extraña mucho".

"No voy a fiestas"

A ratos la memoria le falla a "Don Tommy", como algunos le dicen en la calle.

Este ex pintor de carteles comerciales y mueblista, ahora coleccionista melómano de películas y grabaciones tropicales antiguas en sus ratos libres, se acuerda perfecto de sus inicios como cantante aficionado en los programas en vivo de radio Agricultura, en 1962.

Pero cuando llega la hora de contabilizar la cantidad de discos que ha grabado o, peor, los años de edición de algunos de sus clásicos, como "El galeón español" o "Un año más", la cosa se complica un poco más.

Tampoco sabe muy bien cuántas noches de Año Nuevo las ha pasado fuera de casa, al frente de un micrófono, tratando de que la gente la pase mejor que él.

"En estos casi cuarenta años, creo que sólo una o dos veces me he quedado en la casa. Y eso fue al principio, cuando éramos poco conocidos y no conseguíamos tocar ese día... Ahora, estoy como media hora con mi familia después de las doce y ya me tengo que ir a trabajar".

- ¿Y qué hace su familia?

"Nada... Como quedan solos, mi señora se va a la casa de alguno de mis hijos. Pero ha habido Años Nuevos bastante tristes para ella, en que ha tenido que pasar toda la noche sola...".

- Podría invitarla a sus fiestas...

"No, nosotros no hacemos eso. Estamos trabajando... Pero al otro día, en la tarde, nos juntamos toda la familia en la casa. Y si en la noche no la pasamos muy bien, el 1 de enero se arregla todo. Y recién pagados".

- Y nunca ella le ha dicho "este año no, Tommy, por favor".

"No, porque ella sabe que si no trabajamos para el Año Nuevo significa mucho menos plata para la casa... Esto, gracias a Dios, es un sacrificio bien pagado".

- ¿No es un poco aburrido hacer lo mismo, cantar las mismas canciones, desde hace casi cuarenta años?

"Claro, a uno le gustaría ir variando el repertorio, pero si uno no toca "El negro José", "El galeón...", "Un año más", no sé, la gente se enoja. Hay que hacer como que se está cantando el tema por primera vez y pasarlo bien. De repente aburre, pero es lo que nos da para vivir".

- ¿Cuesta mucho mantenerse en forma con tanto trasnoche, semana a semana?

"Lo único que me afecta es cuando me resfrío mucho. Tengo sinusitis y eso me afecta mucho a los bronquios. Pero yo me cuido mucho. No fumo, no tomo y eso me ha permitido llevar tantos años cantando. También tengo hipertensión, los nervios, esas cosas, así que hay que cuidarse...".

- Pero cómo puede estar nervioso Tommy Rey, si vive en fiesta...

"Arriba del escenario uno no demuestra eso. Antes de cada concierto, a pesar de los años que llevo, estoy tiritando".

- ¿Y es difícil ser Tommy Rey en las fiestas de los amigos, le piden que cante, que baile?

"Es que no voy a fiestas, porque no tenemos tiempo. Siempre tengo algo que hacer. No puedo ni siquiera acompañar a mi hijo en sus eventos del colegio, porque si son de noche estoy trabajando. Además, soy medio quitado de bulla. Soy la persona más normal del mundo... Como no tomo, no fumo, tengo que controlarme la presión y estoy pasado en 15 kilos, soy fome para las fiestas".

- ¿...?

"En serio. De la pega, para la casa. Tengo 56 años y a esta edad ya no da el cuero para andar para todos lados transnochando. Estamos entrenados, pero a veces esta cuestión cansa... Cuando vamos a tocar, las señoras me quieren sacar a bailar. Pero yo no bailo. ¡Cómo voy a salir a bailar entre el público! Si esta cuestión no es chacota... No soy Tommy Rey", bromea Patricio Zúñiga Jorquera. "Soy Fommy Rey".

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