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El debut y la experiencia marcaron la jornada de hoy de la Berlinale

Esta jornada del 52 Festival de Cine de Berlín presentó dos cintas que tuvieron una gran acogida en la audiencia, la debutante danesa "Minor Mishaps" y "Gosford Park" del experimentado Robert Altman. Sin embargo, la película alemana en competencia defraudó al público.

10 de Febrero de 2002 | 14:43 | EFE
BERLIN.- La debutante danesa Annette Olesen animó la jornada de hoy del Festival de Cine de Berlín, con "Minor Mishaps", una película de bajo presupuesto y alta sensibilidad, mientras Robert Altman dio un toque de maestría con "Gosford Park", un film clásico apuntalado en la mejor escuela de actores británicos, que fue exhibida fuera de concurso.

"Minor Mishaps" ("Sma Ulykker", en su idioma original), traducible como "Incidentes menores", sorprendió a los que esperaban una mera repetición de esos esquemas o la habitual dosis de "cine modesto, pero simpático", llegada de Escandinavia.

Olesen, nacida en 1965 en Copenhague, no se ha sujetado tanto a los precedentes del "dogma" escandinavo, sino que se ha adherido al método del director británico Mike Leigh, quien deja a medias el guión para dar un voto de confianza a la improvisación.

El resultado es un magnífico cuadro familiar, al estilo del "Secretos y mentiras" del propio Leigh, alrededor de un padre de humor cáustico que provoca ataques mutuos de celos en sus dos hijas y ayuda a reflexionar a sus dos hijos sobre sus problemas domésticos.

Siguiendo el método Leigh, Olesen explica que "ninguno de ellos conocía más que su papel. Les prohibimos hablar entre sí sobre qué hacía el otro o como reaccionaría a tal frase".

La sorpresa de Olesen no fue tan pequeña y estuvo enmarcada en una buena jornada de cine, gracias al veterano Altman. Al frente de un convoy de magníficos actores británicos, Maggie Smith, Alan Bates y Emily Watson, Altman pone en danza los universos paralelos de aristócratas y servidumbre.

La cinta sigue la pauta de la famosa serie "Arriba y abajo", pero a lo grande y convirtiendo la historia en un concierto de idas y venidas, sólo digeribles si detrás hay un pulso firme en la dirección.

Altman disfraza su film con una atmósfera a lo Agatha Christie, aunque en realidad se salta los esquemas policiales. El crimen, supuesto objeto de la película, se produce tras hora y veinte minutos de preámbulo; el detective es una parodia de Hércules Poirot, que en lugar de recoger pistas borra huellas dactilares, desestima personajes esenciales y se centra en falsos indicios.

Altman estuvo en la sección oficial de la Berlinale no con rango de concursante, sino para exhibir su película y recibir el homenaje del festival a toda su carrera, en la sesión de gala, por la noche.

Lamentablemente, el cine alemán no estuvo a la altura de estas dos cintas, y según informan las agencias, la cinta "Der Felsen", segunda película germana en competencia, incluso fue recibida con algún abucheo mezclado con los aplausos.
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