Especial Festival de Viña 2003
Santiago.- El "monstruo" del Festival de Viña del Mar, como se conoce al público del certamen musical, no está muerto y reapareció esta madrugada, en la tercera jornada, para engullirse a la actriz chilena Vanessa Miller, quien presentó a su personaje televisivo "la nana argentina".

La nana argentina fue víctima del monstruo
Miller, de 35 años, emigró en 1985 a Buenos Aires, donde desarrolló una larga carrera que incluyó roles secundario en el cine y teleseries. En 1994 saltó al estrellato con su aparición en "Video Match". Ese año formó el dúo "Las ricuritas" y montó la obra "El pequeño paraíso milnuevenoventaicuatro", éxito de taquilla.
A partir de 1997 comenzó a hacer apariciones en programas chilenos y en 2002 se radicó en Santiago, donde participó en importantes espacios de humor, piezas teatrales y una teleserie de Canal 13, la misma estación en la que mostró a su personaje "Bárbara", una audaz nana argentina que importunaba al animador Antonio Vodanovic en el programa "Por fin es lunes".
Debido al buen enganche que Miller tenía con Vodanovic, Canal 13, que transmite el Festival de Viña, la invitó a repetir la rutina, ya que Vodanovic también conduce el certamen musical.
Sin embargo, el "monstruo" no consideró el extenso currículum de Miller y desde su aparición rechazó su presencia con ruidosas silbatinas. La actriz terminó rogando que la dejaran hacer un número musical que tenía previsto.
El fracaso del personaje era previsible ya que el público del festival, compuesto principalmente por adolescentes, tradicionalmente manifiesta antipatía a los argentinos, nacida de la convivencia de verano con turistas de esa nacionalidad.
Miller apareció hablando con un pronunciado acento porteño y en actitud de presunta persecución a Vodanovic, mostrando el humor más explícitamente sexual que se ha visto en la Quinta Vergara.
El mayor error de su rutina fue comenzar un diálogo con el público, pecado capital como figura en el manual tácito para tratar con el "monstruo".
La actriz, haciéndose cargo de que no podría seguir su rutina, asumió una actitud valiente que desconcertó a la gente. Anunció que tiraba la toalla y se iba. "No me gustan las cosas a la fuerza, pero déjenme mostrar lo que preparé", dijo, y solicitó a Vodanovic que la presentara.
Se sacó la ropa y quedó en tanga dorado, estilo vedette, y cantó junto a un coro y cuerpo de baile el emblemático tema "Sólo le pido a Dios", de León Gieco. El "monstruo" se apaciguó e incluso cantó con ella, pese a lo cual se fue del escenario, sin aplausos.
La artista mostró una valentía que fue alabada por todos los periodistas, ya que tragó las lágrimas y se enfrentó a las cámaras y micrófonos, mostrando una sonrisa y señalando que había sido "algo para aprender y madurar".