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Palacio de Buckingham abre sus puertas

La residencia y despacho oficial de Isabel II de Inglaterra, abrió hoy sus puertas al público y en él se exhibe, por primera vez y hasta finales de septiembre, el vestido que llevó en su coronación, hace 50 años.

01 de Agosto de 2003 | 11:56 | EFE
LONDRES.- El Palacio de Buckingham, residencia y despacho oficial de Isabel II de Inglaterra, abrió hoy sus puertas al público y en él se exhibe, por primera vez y hasta finales de septiembre, el vestido que llevó en su coronación, hace 50 años.

Cientos de personas interesadas en conocer el interior de este edificio real para familiarizarse con la que probablemente sea la monarquía más famosa del mundo, hacían hoy cola a las puertas de la residencia de la soberana, bajo la lluvia fina de un verano que ofrece estampas típicamente londinenses.

Este período de puertas abiertas durante la época estival tiene lugar anualmente desde hace once años en Buckingham, uno de los pocos palacios que siguen funcionando como oficina central de un jefe de Estado y en el que trabajan más de 250 empleados.

Con motivo del cincuenta aniversario de la coronación de Isabel II, que el año pasado celebró su jubileo de oro o sus cincuenta años en el trono, el visitante puede contemplar el delicado vestido y el manto que llevaba la entonces futura reina ese 2 de junio de 1953.

Estas ropas ocupan una vitrina central en una sala revestida con una serie de 14 pinturas colocadas a modo de friso y que relatan la coronación en un estilo impresionista elegido por el artista Félix Topolski, al que el duque de Edimburgo, esposo de Isabel II, encargó la obra en 1959.

El reportaje original en blanco y negro que televisó la cadena BBC el día de la coronación sirve para documentar el conjunto.

El vestido de satén blanco, que apenas ha precisado restauración, está adornado con laboriosos bordados que combinan perlas, cristales, sedas de colores e hilos de oro y plata que emulan insignias reconocibles diseñados con motivos vegetales.

Las rosas de la casa real de los Tudor, los cardos de Escocia, los tréboles de Irlanda del Norte y los puerros en flor de Gales se combinan con los símbolos de países miembros de la Commonwealth, como la hoja de arce de Canadá o el loto blanco de la India.

Sólo para elaborar el manto de terciopelo morado, tejido con seda inglesa y que lleva hilo de oro, seis costureras de la Real Escuela de Bordados emplearon 3.500 horas.

Por otra parte, la obra de Topolski, a la que hasta ahora no tenía acceso el gran público, refleja a una multitud anónima que contempla el cortejo de Isabel II recorriendo el camino hasta la Abadía de Westminster, así como un momento de la ceremonia de coronación en el interior del templo.

Los personajes, apenas reconocibles si no es por detalles personales como la corona o un uniforme, parecen vistos a través de una cortina de lluvia o un cristal empañado.

Junto a las pinturas de Topolski, se exponen lienzos más realistas de otros artistas que muestran el aspecto del interior de la Abadía de Westminster y los rostros reconocibles de los asistentes a la ceremonia.

También puede contemplarse con detalle en otro cuadro el ramo que portaba la reina ese día, cuya composición floral también está cargada de simbología. Además se expone un boceto del vestido firmado por su diseñador, Norman Hartnell.

El visitante tiene ocasión de ver el trono en su recorrido por los 19 suntuosos salones de estado, la mayoría diseñados para Jorge IV por John Nash, encargado de convertir en palacio lo que adquirió como mansión Jorge III en el siglo XIX.

Nash, que evidencia en estos departamentos las influencias heredadas de su época de diseñador de escenarios de teatro y un toque de opulencia, recibió críticas del Parlamento británico tras agotar en tres ocasiones el presupuesto dedicado a las obras.

Entre los tesoros que se pueden contemplar en este relativamente moderno palacio figuran la pinacoteca de Jorge IV -que incluye obras de Rembrandt, Rubens y Van Dick- y las seis lámparas de araña de la sala de baile -con nueve mil piezas de cristal cada una y de tres metros de largo-.

Otras piezas destacadas son un órgano centenario aún en uso y procedente del Real Pabellón de Brighton; la espada con la que Isabel II inviste a los nuevos caballeros del imperio británico según una costumbre de orígenes medievales; o una mesa redonda hecha casi íntegramente con porcelana de Sevres, regalo de Napoleón a Jorge IV.

Esto sin contar preciados relojes, esculturas y objetos de porcelana y cristal que adornan las distintas salas.

La visita concluye en los jardines del ala sur de palacio, que con sus 12 hectáreas de superficie, un lago y árboles de distintas especies, es presentado como un oasis amurallado escenario de elegantes recepciones como las "garden parties" (fiestas en el jardín), en las que pueden llegar a servirse 27.000 tazas de té.

El palacio de Buckingham se hace eco de los acontecimientos recientes y así, junto a los objetos relacionados con el 50 aniversario de la reina, existen referencias a la reciente visita del actual presidente ruso, Vladímir Putin, o al 21 cumpleaños del príncipe Guillermo, segundo en la línea de sucesión al trono.
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